viernes, 18 de marzo de 2011

¿Tiene futuro el cine independiente?


Sí. Incierto, pero lo tiene. Los vehículos clásicos de distribución se basan en un sistema caro de mantener y, a la postre, mal repartido en cuanto a beneficios: el autor será, probablemente, quien menos gane (en caso de que recupere siquiera el capital invertido) con la distribución de su obra, dados los enormes costes que supone proyectar un film en formato celuloide en salas de cine.
Además, seamos claros: muchas películas son producidas y se ruedan simple y llanamente para que su/s productor/es llegue/n a cobrar las subvenciones de turno (siendo su estreno en salas algo puramente anecdótico), quedando aparcadas hasta ser compradas por un canal de televisión o encerradas en el cajón del olvido. Hecha la ley, hecha la trampa.

Si a eso sumamos la (aparentemente) escasa predisposición por parte del público a pagar por ver cine -situación harto comprensible, habida cuenta de lo jodidas que están las cosas económicamente y de la suculenta alternativa que supone descargar y ver películas totalmente gratis-, la esperanza se diluye. ¿O no?


Lo cierto es que la palabra
crisis, en carácteres chinos, equivale a oportunidad: la crisis nos trae la oportunidad de cambiar el mundo, de crear nuevos y más equitativos mercados cinematográficos, de implantar unos modelos de producción y de distribución en el que los costes no superen a los ingresos (de forma que cualquiera que tenga un buen proyecto entre manos y esté dispuesto a luchar por sacarlo adelante goce de esa oportunidad). Cuanto menor sea la inversión, menor es el batacazo y mayores son las posibilidades de sacar adelante tu obra rentabilizándola.



Hoy en día rodar un largometraje independiente no es tan caro ni tan engorroso como lo era en los tiempos del rollo de película: una cámara Red One (cámara de vídeo digital que registra las grabaciones en resolución 2K, 3K o 4K) o un dispositivo fotográfico Canon 5D o 7D (con capacidad para grabar vídeo nocturno con gran calidad a resolución Full HD con una mínima fuente de luz ambiental) permiten que se pueda rodar sin necesidad de electricistas (personal encargado de la iluminación), reduciendo muchos costes salariales, de desplazamiento y de cátering. Obviamente, siempre hará falta cierto personal en un rodaje cinematográfico profesional, como técnicos de sonido (aspecto muy descuidado en el cine español, dicha sea la verdad), foquistas y demás, pero siempre es bueno saber que no resulta imprescindible contar con un millón de euros solo para pagar dietas y transporte del personal, sino que se puede aligerar y abaratar bastante el proceso.

En cuanto a financiación, Internet ha supuesto tanto un obstáculo para las majors como una ocasión para los debutantes y los
freelance: frente a las descargas, han surgido nuevas formas de recaudación de capital como son el crowdfunding (que puede ser tanto del propio proyecto, como es el caso de la película El Cosmonauta, como a través de páginas web como Lánzanos). Estas técnicas sirven tanto para cine, proyectos de páginas web en desarrollo, música, empresas o incluso videojuegos, como es el caso del videojuego español White.





La cuestión es, ¿está dispuesto el público a pagar? No tengo respuesta para ello, ya que cada caso es único y cada espectador supone un mundo, pero no voy a caer en el repugnante topicazo de meter a todo un país (dentro del que hay numerosas comunidades autónomas e infintas realidades sociodemográficas y culturales) dentro del saco de ladrones y piratas: pienso que el público está dispuesto a pagar por ver cine, pero que su predisposición depende de su estado de ánimo y de aquello que quiera ver en un momento dado.

En ese sentido, la red ayuda a todo cineasta que pueda ofrecer un buen producto y sepa publicitarlo como es debido. Redes sociales como Facebook o Twitter y
webs de cine como Noche de Cine, Las Horas Perdidas o El Blog del Cine Español contribuyen a generar una cantidad de impactos y unas expectativas en el público que, con una publicidad de pago, probablemente no llegarían a generar por falta de capital invertido en promoción. Películas indie como el film catalán Passi el que passi (de Robert Bellsolà) se han aprovechado de estas posibilidades. ¡Incluso se puede distribuir online una película por un precio ínfimo a través de páginas como Filmin (en la que el cineasta barcelonés Manuel Mira ha estrenado su largometraje DVA)!


La clave del éxito de una película suele ser una campaña publicitaria eficiente (ni invisible ni tampoco bombardeadora) dirigida al público objetivo adecuado, junto con que el film en cuestión ofrezca una garantía de calidad, de entretenimiento o de satisfacción de las expectativas generadas. Por poner un ejemplo, no sirve de nada intentar convencer a una persona interesada en ver Torrente IV: Lethal Crisis con sus amigos para pasar un entretenido rato de colegueo viendo una comedia absurda de que cambie de idea para acabar viendo un western serio y de ritmo lento como Valor de Ley. Dependiendo de la gente que nos acompañe o de nuestro estado de ánimo, somos tan capaces de ir a ver lo nuevo de Disney como un drama intimista, pasando por un blockbuster épico con grandes dosis de enredo en el guión (sí, hablo de Origen).

Estamos pasando por un momento complicado, pero para cada problema hay una solución y ningún mal es eterno: hay que continuar luchando y darle mucho al coco para conseguir soluciones que permitan redistribuir un pastel hasta ahora muy mal repartido. Abaratar costes, reducir problemas de logística y aprovechar las posibilidades que Internet ofrece en cuanto a financiación, publicidad y distribución puede suponer la revitalización del cine independiente. No pretendo aleccionar o ir de sobrado, sino simplemente lanzar un mensaje de positivismo y esperanza: no será fácil, pero desde luego tampoco es imposible.

2 comentarios:

Unknown dijo...

HAS HECHO UN ANALISIS BASTANTE ELOCUENTE Y REALISTA DE LA SITUACIÓN ACTUAL , POR ESO QUE COMO SE HA CONVERTIDO EL CINE EN UNA FORMULA PARA QUE OPORTUNISTAS BASTANTE AJENOS AL MUNDO DEL CINE, SI NO MÁS BIEN PARA CONSEGUIR DINERO A BASE DE HINCHAR E HINCHAR LOS GASTOS, LOS QUE MÁS DISFRUTAN SON LOS PEQUEÑINES COMO NOSOTROS QUE HACEMOS LO QUE MÁS NOS GUSTA SIN ANIMO DE CONSEGUIR DINERO ALGUNO , SOLO A CAMBIO DE UN PEQUEÑO RECONOCIMIENTO , UNA SONRISA O UN APLAUSO-
FELICIDADES DAVID, TU SABES LO QUE DICES Y SABES LO QUE QUIERES.
UN ABRAZO
PEDRO

David Hidalgo Moreno dijo...

¡Muchísimas gracias Pedro!

En realidad, creo que se puede disfrutar mucho haciendo largometrajes, siempre y cuando sepas en qué productoras y distribuidoras confiar y no te metas de cabeza en un sistema encarecido y repleto de complicaciones. Te pondré un ejemplo: los hermanos Coen estrenan películas de todo tipo de géneros en plan Juan Palomo, ocupándose de todos los aspectos de la producción y editándolas ellos mismos en su propio estudio casero, y míralos qué felices.

Algo así es más que posible para los cineastas independientes, sobretodo gracias a Internet.