viernes, 25 de enero de 2013

'Django Desencadenado': Tarantino reinventa el western


Southern: American literature about the Southern United States. Characteristics of Southern literature include a focus on a common Southern history [...], a sense of justice, the region's dominant religion (Christianity — see Protestantism) [...], issues of racial tension, land and the promise it brings, a sense of social class and place, and the use of the Southern dialect.

La premisa de hacer el remake de una obra de Serie B de vaqueros protagonizada por un actor blanco, sea una película o bien una serie, y convertirla en una superproducción protagonizada por un actor negro (sin ánimo de ofender con este término) es, sin duda alguna, una empresa arriesgada. Y esto es así porque, en líneas generales, el resultado puede acabar siendo esto:


Eso sí, si quien está detrás de las cámaras y del guión es nada menos que Quentin Tarantino, lo que acaba saliendo de ahí es 'Django Desencadenado'. ¿Y qué es 'Django Desencadenado'? Para empezar, no es exactamente un western. De hecho, el propio Tarantino la definió como un southern (cuya definición da comienzo a esta crítica) en tanto que los temas que plantea están íntimamente ligados a la historia de la franja sureña de los EEUU y a sus ideas sobre la segregación racial. Aun así, 'Django Desencadenado' sí es un western, al menos en esencia: se trata de una obra englobadora que tan pronto abarca las claves que componen el spaghetti western (zooms desbocados, tipografías chillonas, frivolización de la violencia y grandes cantidades de polvo y de suciedad) como rinde un sincero homenaje al western clásico, al psicológico, al revanchista, a las historias de cazarrecompensas...

Y el cóctel multigenérico y multirreferencial que Tarantino plantea no se queda solo en esto, ni mucho menos. Si solo rascando la superficie ya nos encontramos con un western total que pretende hacer un repaso a la historia de este género combinándolo con las bases narrativas del southern, profundizando más podemos ver que el cineasta de Knoxville también ha decidido incluir claras referencias a la blaxploitation: decidme que aquí no veis un guiño a esta película, eso sin contar las esporádicas apariciones de hip hop en la banda sonora del film. 

Por si todo esto no fuese suficiente, Tarantino se permite hacer su propia adaptación del 'Cantar de los Nibelungos', poniendo a Django como un héroe (un Sigfried) que debe liberarse de sus cadenas para enfrentarse al fuego y a la muerte para rescatar a su particular Krimilda (aquí llamada Broomhilda). Todo ello sin olvidar el eje central del film: una larga y ardua venganza contra la esclavitud de los hombres negros, llevada a cabo por "uno de entre 10.000". Si 'Malditos Bastardos' era la venganza del pueblo judío por el Holocausto Nazi, ésta es la particular reflexión de Tarantino sobre la esclavitud y el racismo. Ah, y Spike Lee se equivoca. Yo lo dejo ahí.


Pero si hay una razón por la que todo este combinado de referencias y de géneros funciona, es sencillamente porque, en mi humilde y siempre rebatible opinión, el guión de este film es tal vez el más consistente que Tarantino ha escrito desde 'Jackie Brown'. La historia y su discurrir son más convencionales en esta película, sí; salvo momentos puntuales (ciertos flashbacks o la deliciosa escena de los sacos blancos, que tanto sirve como guiño histórico como resuelve con mucho ingenio una escena de tensión dramática) la historia es cronológicamente lineal, sí; y así sucesivamente. 

Pero, al mismo tiempo, he conectado muchísimo más con 'Django Desencadenado' que, por ejemplo, con 'Malditos Bastardos', y esto quizás sea porque aquí sí me ha dado la impresión de que la historia se mueve con un objetivo claro a través de un hilo conductor bien definido. Mientras que con la historia de los Bastardos me daba la sensación de que Tarantino estaba más ocupado creando subtramas para hacer tiempo hasta el clímax y en demostrarme sus conocimientos sobre cine, aquí realmente he visto a un cineasta con mayúsculas contando una historia, disfrutando con el proceso y, sobretodo, contagiándome su disfrute durante el visionado. Eso sí. al César lo que es del César: la media hora final de 'Django Desencadenado' no llega ni de lejos al nivelazo sentado por el descomunal clímax de 'Malditos Bastardos'.

Sobre el reparto, pues tan bien como siempre ocurre cuando dirige Tarantino: Jamie Foxx tiene la desgracia de llevarse el personaje menos lucido y profundo de todo el elenco (y aun así, se defiende con su carisma y sus frases lapidarias) y Kerry Washington se limita a hacer de princesa codiciada con la mayor competencia interpretativa posible, pero en esta ocasión podemos ver a Christoph Waltz bordando un personaje con unos matices muy distintos al Hans Landa de 'Malditos Bastardos'; a Samuel L. Jackson dando el do de pecho con un siniestro carácter que sorprenderá a propios y a extraños; y también a Leonardo DiCaprio en uno de sus mejores trabajos creando un villano histriónico e irritable que, sin embargo, resulta de lo más divertido a su manera. También tendremos la oportunidad de ver a secundarios como Don Johnson en roles muy trabajados y cameos como el de Franco Nero (el Django original).


De cualquier manera, 'Django Desencadenado' no es una cinta redonda por ciertos detalles: en ocasiones, abusa de un humor un tanto bobalicón (sobretodo en su último tercio); el clímax debería tener lugar tres escenas antes, el verdadero punto álgido del film, en vez de alargar el asunto durante un cuarto de hora más y plantarnos un final algo decepcionante; la banda sonora funciona bien en conjunto con las imágenes pero en ningún momento se alcanza la carga icónica que la música conseguía otorgar a anteriores filmes de Tarantino (véase 'Reservoir Dogs', 'Pulp Fiction', 'Kill Bill' o 'Malditos Bastardos'); y, por último, podría argumentarse que la desaparición de la tristemente fallecida Sally Menke, habitual editora de las películas de Tarantino, ha pasado factura al montaje de esta cinta y que el trabajo de Fred Raskin, pese a ser muy bueno, en ciertos momentos no acaba de estar a la altura de lo que Menke hubiera podido hacer con este mismo material.

Pero todo esto son pequeñísimos detalles, únicamente planteados con el fin de "sacar punta", que en mi opinión no lastran a una obra entretenidísima, narrativamente arrolladora, visualmente espectacular (cortesía del director de fotografía Robert Richardson) y, sobretodo, gigantesca a nivel conceptual y referencial. En definitiva, como prácticamente todo el cine de Tarantino, solo que en esta ocasión he visto a este autor más centrado y dispuesto a entretenerme contándome una historia "bigger than life". Para finalizar esta crítica y dar un cierto fundamento a cuanto he escrito aquí, me gustaría redirigiros a tres críticas muy interesantes que he encontrado sobre el film y en las que, en cierta medida, me he basado para analizarlo:

  • Crítica del magazine Jot Down, por Diego Cuevas

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