jueves, 20 de marzo de 2014

"A Quiet Evening" - Nuevo cortometraje


¡Muy buenas, por segunda vez esta semana!

Cumpliendo mi promesa de dos posts por semana, estoy encantado de compartir con vosotr@s el cortometraje "A Quiet Evening (Una Velada Tranquila)", una secuencia actoral protagonizada por Cristina Mollón

Se trata de un experimento rodado en dos días entre Reus y Cambrils, pensado para potenciar roles desconocidos en el actor o la actriz, además de para ofrecerle la posibilidad de que salga de su zona de comfort y ofrezca un acting diferente a todo cuanto haya realizado antes. ¡Si la cosa sale bien, espero hacer más secuencias de este tipo!

Por ahora, disfrutad de "A Quiet Evening (Una Velada Tranquila)":

lunes, 17 de marzo de 2014

It's good to be back!

Pues sí: ha llegado el momento de retomar mi actividad en este blog. ¡A buenas horas, mangas verdes! "¿Qué carajo (sustitúyase por cualquier otra maldición) has estado haciendo con tu vida hasta ahora?", os estaréis preguntando. O quizás no. Yo, por si acaso, respondo de cualquier manera.


El motivo principal por el que he mantenido este blog inactivo, concretamente desde mediados de julio del año pasado, es porque el mero hecho de actualizar era rutinario, ya no me apasionaba. La razón por la que abrí este blog, con sus más y con sus menos y con todo lo que me quedaba por aprender (redacción, capacidad de síntesis, humildad...), era porque quería expresarme con vosotr@s, compartir aquello que me apasiona y acercaros un pedazo de mi con cada artículo. Había perdido esa pasión y actualizar el blog era casi algo que hacía más por obligación que por fascinación, así que necesitaba distanciarme un tiempo de esta bitácora, coger perspectiva y retomar el rumbo de cara a mejorar sus puntos flacos.

Y, durante este tiempo, he descubierto que el principal error de este blog era mi escaso compromiso hacia él. Es decir, mi escaso compromiso hacia quienes vais leyéndolo (y siento horrores escribir esto, de veras). Por tanto, desde aquí me comprometo a que, desde este artículo en adelante, actualizaré el blog dos veces por semana. De hecho, pongo fechas: la mayoría de veces, las entradas se publicarán los lunes y los jueves, aunque el orden puede alterarse según distintos factores (volumen de trabajo, disponibilidad, volumen de contenidos interesantes a publicar...).

Dicho esto, todavía no he respondido a la incógnita: "¿Qué carajo (vuélvase a sustituir por cualquier otra maldición) has estado haciendo con tu vida hasta ahora?". Esto es lo que he estado haciendo hasta ahora:

  • Estrenar y presentar "Los Reflejos de Lola" en el Festival REC Tarragona 2013, entre otros certámenes. Como ya escribí hace tiempo, es un cortometraje del que me siento inmensamente orgulloso y del que aprendí muchísimo, sobretodo a nivel de dirección de actores (¿Quién no aprendería de actorazos como Beatriu Castelló, Yaneys Cabrera y Andy Fukutome? ¿¡Quién!?) y de sensibilidad emocional a la hora de llevar a cabo un guión maravilloso como es el de Tania Palomar. Ah, y por supuesto, a la hora de trabajar codo a codo con grandes personas como Elisenda Sánchez e Ismael Fabra, que me acompañaron tanto en la proyección en el Teatre Bravium de Reus como a la proyección en el REC Tarragona 2013.



  • Escribir el guión, arrancar la preproducción y llevar a cabo la campaña de crowdfunding del cortometraje "Dejando Huella (Leaving Traces)". No es moco de pavo, y menos cuando tu guión es una locura de 21 páginas con gran variedad de localizaciones, de cortes y de personajes que interactúan entre sí. ¡Pero qué queréis que os diga, estos retos me mantienen en forma! Y el proyecto lo vale (no porque lo haya escrito yo, sino por quienes están implicados en él y quienes nos están ayudando, en todos los sentidos), así que por ahora os adelanto que, si la Fortuna nos sonríe, comenzamos a rodar en abril. ¡Nervios a flor de piel!



  • Co-dirigir y editar el videoclip "Pine Needles", de la cantautora Laura Noah. De hecho, en ello sigo, ya que Miquel Viciana (co-director del videoclip) y yo seguimos enfrascados en el montaje, ultimando detalles e intentando obtener el mejor resultado posible. ¡Pero espero poder compartirlo muy pronto con vosotr@s! Por cierto, Laura Noah también ha aportado su magia musical a "Dejando Huella (Leaving Traces)" con su tema "A Reason": ¡precioso se queda muy corto para definir ese tema!

  • Escribir, producir, dirigir y editar "A Quiet Evening", una secuencia actoral protagonizada por Cristina Mollón. Éste ha sido un reto muy especial para mi en todos los sentidos, y forma parte de lo que espero que sea una tanda mayor de secuencias adaptadas a su intérprete protagonista, pensadas para obtener otro tipo de respuesta emocional en ell@s y de hacerles crecer a nivel actoral. Por ahora, quedaos con esta fecha: jueves 20 de marzo de 2014. ¡Ese día lo publicaremos en YouTube!

Por ahora, ya está. No me enrollo más. Espero que esta entrada haya servido para ponernos al día, y de paso, que a partir de ahora este blog retome su fuerza. ¡Hasta entonces, un fuerte abrazo!

viernes, 19 de julio de 2013

'One Chance': Una oportunidad para vivir

No, si me da que he entrado oficialmente en un bucle de no actualizar regularmente este blog... ¡Y mirad que lo intento, pero siempre surge algo que me hace procrastinar o bien que me mantiene liado hasta tal punto que no puedo tener un rato libre para ello! En fin... Hoy me gustaría hablaros de una reflexión que me sobrevino a raíz de un descubrimiento casual.

Un buen día, no sé cómo, acabé llegando a un vídeo de YouTube que se titulaba 'One Chance Gameplay Worst Ending Ever'. Sin saber de qué podía tratarse y con mucha curiosidad generada por el título, cliqué en el vídeo (que os dejo a continuación, por si queréis ver de qué trata):


De esta manera, acabé descubriendo uno de los videojuegos on-line que mayor impacto han dejado en mí en muchísimo tiempo: se trata de 'One Chance', de Awkwardsilencegames. La premisa de 'One Chance' es sencilla: se juega en el papel de un científico que, en un intento de descubrir una cura milagrosa contra el cáncer, ha desarrollado un virus que no solo destruye las células cancerígenas del cuerpo, sino todas las células del cuerpo humano en general. Por tanto, en seis días todas las células del mundo habrán perecido, y el mundo se acabará. Nada más comenzar, el juego nos lo dice bien claro: tenemos una oportunidad.

Durante los seis días que dura el juego, experimentamos una aventura gráfica en la que podemos tomar ciertas decisiones que acabarán conduciéndonos a uno de los múltiples finales del juego. Una vez lleguemos a uno de estos desenlaces, la programación del juego hace imposible repetir partida y cambiar de opciones, de modo que habremos tenido una sola oportunidad. (Aquí no entro en las formas de engañar al sistema y lograr eliminar los datos de partida para tener más oportunidades, ya que sería desviarme del tema y además ya se ha hablado más y mejor sobre eso.)


Sin embargo, aquí hay trampa. Llegados a este punto, si tenéis curiosidad por 'One Chance' y queréis evitar los spoilers, os recomiendo que dejéis de leer. Sin aun así queréis llegar a la reflexión que me suscitó, pues nada, ¡a seguir leyendo!

SPOILERS DE AHORA EN ADELANTE

La trampa es que el juego no ofrece final feliz alguno. Leyendo, investigando y viendo reacciones de jugadores en foros, he descubierto que la mayoría de opciones conducen a dos finales en que el protagonista pierde a su familia: en uno de estos finales, un psicótico compañero de trabajo va a tu casa, asesina a sangre fría a tu mujer y a tu hija, y se ahorca, dejándote un agónico día más de vida en el que, o te suicidas tirándote por la azotea de tus oficinas, o te sientas en un parque a morir solo por el virus; en el otro, tu mujer se suicida debido a que te has pasado todos los días yendo a trabajar para encontrar una cura al virus.

El único final "positivo" es uno en que, después de haber ido a trabajar todos los días, te sientas en un parque junto a tu hija Molly después de haber encontrado la cura. Sin embargo, es una victoria pírrica, ya que casi toda la humanidad ya se ha extinguido, y pese a que ambos se curan y se salvan, les tocará vivir en un mundo deshabitado esperando a morir en un entorno inhóspito, en tierra yerma. Y nuestra última oportunidad de disfrutar de nuestra familia ha perecido, ya que en este final la madre también ha muerto.


Los creadores querían poner de manifiesto la idea de un videojuego en que cada decisión cuenta y ha de ser cuidadosamente meditada, cosa que no deja de ser una interesante reflexión para los tiempos del replay button y de la hiperfragmentación de contenidos y opciones en que vivimos. Sin embargo, a mí me ha suscitado otra reflexión más: es más importante vivir que esforzarse en no morir.

Es una perogrullada, lo sé, pero aun así me parece lo bastante significativa como para dedicarle unas líneas: hagamos lo que hagamos, la vida siempre tendrá el mismo final. A fin de cuentas, la muerte es parte natural de la vida y, por tanto, inseparable de ésta. Sabiendo esto, ¿qué es más importante? ¿Dedicarnos por completo a intentar sobrevivir y a ignorar la realidad (trabajando sin descanso, haciendo caso omiso a lo inevitable, aferrándonos a la vida...) o bien vivir, y disfrutar del tiempo que se nos ha concedido y de lo que la vida nos ha dado mientras dure? No es una elección fácil, pero sí es una elección que tiene consecuencias con las que tendremos que lidiar.


Mucho se ha hablado en el arte sobre esta idea: desde 'Six Feet Under' (la muerte como un elemento que planea constantemente sobre nuestras cabezas) hasta 'The Fountain' (la aceptación de la muerte como algo inevitable y la superación del dolor para dar paso a la aceptación y a la felicidad) pasando por 'Melancholia' (distintas formas de encarar el inevitable fin del mundo), podemos encontrar estas reflexiones en cientos de obras tanto cinematográficas como televisivas, literarias...

No se trata de un post depresivo ni nada por el estilo; simplemente estoy compartiendo el impacto y la reflexión que 'One Chance' ha dejado en mí, cosa que también lograron las obras anteriormente mencionadas. 'One Chance', a fin de cuentas, es un estudio sobre el peso que nuestras decisiones tienen en el discurrir de nuestras vidas, y sobre cómo valorar lo que es realmente importante (la felicidad, la familia, amar a quienes nos aman, disfrutar de nuestro paso sobre el mundo) por encima de aquello nimio o directamente irresoluble. Me parece un planteamiento interesantísimo y muy valiente (tal vez no original o pionero, pero al César lo que es del César), y he considerado interesante escribir sobre ello.

De propina, os dejo dos artículos muy currados sobre el juego, que me han servido principalmente para documentarme:

miércoles, 12 de junio de 2013

Lo que está por llegar...

Hace mucho que no actualizo este blog, lo sé. Y siempre me fijo el propósito de escribir más a menudo, pero durante todo el mes de mayo estuve ocupado y sin un momento de respiro debido a las últimas prácticas y exámenes de mi carrera. Ahora me encuentro en el primer momento de calma que he tenido en mucho tiempo, y se me pasan muchas cosas por la cabeza. Lo reconozco: me siento bastante nostálgico estos días, nostálgico por un lado y, en cierta medida, temeroso y expectante por el otro. Intentaré ser conciso y no caer en la parrafada. Lo intentaré.

Ya han pasado cuatro años desde que me inscribí en la Universitat Rovira i Virgili, en Tarragona. Ahora, pasados estos cuatro años, me encuentro en un periodo de incertidumbre total: estoy buscando trabajo, cosa bastante utópica a días de hoy, teniendo en cuenta cómo están las cosas. ¿De qué espero trabajar? Sinceramente: no está el horno para bollos ni el panorama como para ser delicado, así que trabajaría de lo que fuese con tal de ganarme la vida y de sentirme útil, realizado.


Sin embargo, tengo más clara la respuesta a la siguiente pregunta: ¿qué espero de la vida a medio/largo plazo? O, dicho de otra manera, ¿qué es lo que me hace sentir realizado? La respuesta que me viene a la cabeza es bien clara e inmediata: dirigir e interpretar. Sí, interpretar también. Quienes me conocen saben de sobra que desde hace años dirijo cortometrajes, habiendo realizado también un largometraje (objetivamente bastante lamentable, pero del que inexplicablemente me siento orgullosísimo) y el episodio piloto de una webserie. ¡Cómo no van a conocer esa faceta, con lo que llego a dar el coñazo hablando de mis proyectos!

Pero muchas veces me encuentro con esa preguntita: "Ah, ¿pero también actúas?" No les culpo: es una faceta mía que, pese a que realmente llevo poniendo en práctica bastantes más años de los que llevo dirigiendo, nunca he publicitado tanto. Además, al tener formación estrictamente audiovisual, muchas personas de mi entorno podrían dar por sentado que lo mío es dirigir y que interpretar para mí es un hobby o, peor aún, un capricho. Lo cierto es que interpretar también me apasiona, es algo que me hace sentir vivo y tal vez una de las razones por las que me siento tan cómodo dirigiendo a actores, así como permitiéndoles improvisar una vez empezamos a rodar. Por suerte, me han salido proyectos muy interesantes en ambas facetas, y estoy contentísimo en este aspecto.


Ahora ha llegado el momento de buscarme la vida de una vez por todas y de tomar las riendas de mi destino. Ya no tengo excusa, no tengo unos estudios a los que agarrarme: en el momento en que baje los brazos no me quedará nada con qué justificarme. Y, sin embargo, hay personas que me recomiendan "que no sea tonto", que siga estudiando, que haga un Máster... Yo me pregunto: ¿para qué? Sin ánimo de desprestigiar a los Másters (respeto totalmente a quienes se continúan formando por voluntad propia), vivimos en un país con una tasa de desempleo juvenil que llegó al 57,2%. ¿De qué nos sirve seguir formándonos y formándonos, salvo para pasar el tiempo hasta que esta situación cambie? Si total, al final muchos acabamos o acabaremos emigrando: y esto lo he vivido en primera persona a través de muchos conocidos, amigos y hasta familiares.

Hablo por mí, estrictamente por mí y por nadie más: no me siento con ganas de seguir alargando esta situación. Prefiero negarme a que las cosas son así, a que no se puede hacer nada, a que "es lo que hay". Me niego a aceptar que ahora mi situación es la de haber finalizado unos estudios y, o empezar otros, o irme directo a la cola del paro. No sé qué va a ser de mí ahora, francamente; tampoco sé si, tal como están las cosas, tendré la oportunidad de luchar por mis metas (sí, las llamo metas alcanzables, no sueños) de poder ejercer en mayor o menor medida la dirección audiovisual y la interpretación; ni tampoco sé si conseguiré aquello que me propongo en la vida, sea aquí o en cualquier otro país. No lo sé: como buen momento de incertidumbre, no sé qué va a pasar. Y no me miréis en busca de una respuesta o de una fórmula: yo no las tengo.


Solo sé que he disfrutado muchísimo de estos cuatro años de universidad. Ha habido de todo: alegrías, bajones, estrés, momentos de calma... Y también puedo decir que he tenido la inmensa suerte de hacer buenos/as amigos/as, de conocer a personas maravillosas, de aprender muchísimo tanto dentro como fuera de las aulas, de tener todo tipo de vivencias, de trabajar en varios sectores... De vivir, en definitiva. Ha sido una etapa preciosa que, con sus más o sus menos, no cambiaría por nada.

Ahora estos cuatro años ya se han esfumado, ya han pasado: llegó el momento de aceptar que una etapa acaba aquí. Y que otra empieza aquí, en este mismo punto. Con sus más, con sus menos, con sus esperanzas y sus dudas. ¿Me irá bien? No lo sé. ¿Conseguiré lo que me propongo? Tampoco lo sé. ¿Lucharé por ello? Por descontado que sí, cueste lo que cueste. Mi principal meta no es la de conseguir mis ambiciones, sino sencillamente la de salir adelante, la de hacerme un lugar en este complicado mundo, y la de ser feliz y luchar cada día por ser la persona que quiero ser en la vida.

Nueva etapa: allá vamos.

Crisis = Peligro + Oportunidad

martes, 23 de abril de 2013

¡Nuevo cortometraje como director!

Llevo ausente de este blog bastante tiempo, como puede apreciarse a juzgar por el lapso de tiempo comprendido entre la última entrada (mi crítica a la obra teatral 'L'Onada') y ésta: más de un mes.

Hay muchas razones para esta ausencia: la universidad, trabajo, ensayos teatrales... Pero sobretodo hay dos motivos de mucho peso: el primero es toda la preproducción de la Temporada 1 de la webserie 'GENOMA', cuyo trailer dejo posteado bajo este texto para quien quiera verlo.



Por otro lado, el segundo motivo y el que me trae más de cabeza, debido a lo relativamente poco que falta para su estreno y la gran cantidad de trabajo que queda por hacer, es mi nuevo cortometraje como director: 'Los Reflejos de Lola'.

Pese a las múltiples dificultades que surgieron durante los intensísimos dos días de rodaje que tuvieron lugar en Lleida (territorio hasta entonces desconocido para mí), es un proyecto por el que siento enormes cantidades de cariño y que espero poder difundir más que ningún otro cortometraje que haya realizado anteriormente.

Y es que, desde que leí el guión de Tania Palomar, supe que me iba a encantar dirigir esta farsa de tintes almodovarianos: ¡nada podría alejarme más de mis "pistolitas" y de mi amor por el cine de género que una historia así! Con todo, me sentí muy cómodo pasándome al terreno de la tragicomedia, y espero de todo corazón, una vez que podáis ver el resultado, que el cortometraje acabado esté a la altura de lo que me gustaría ofreceros.

Lo mejor de todo, eso sí, fue trabajar rodeado por un gran equipo creativo, interpretativo, técnico y sobretodo humano: 48 horas casi intensivas de trabajo es mucho tiempo y motivo más que suficiente para que se generen tensiones o diferencias, pero en todo momento me sentí respaldado y parte de algo más grande de lo que imaginaba. Todo ello sin contar la espectacular labor de producción que ejerció Elisenda Sánchez a la hora de conseguir todo lo necesario y mucho más, ni las maravillosas interpretaciones de Beatriu Castelló, Andy Fukutome y Yaneys Cabrera, entre otros/as.

Por ahora, y en exclusiva en este blog, os presento a la protagonista: Lola, la gran Lola (interpretada por esa magnífica actriz y persona que es Beatriu Castelló, de Planeta Impro).


miércoles, 20 de marzo de 2013

'L'onada': Manipulación social en el Teatre Lliure

Hará casi una semana que se estrenó, en el Teatre Lliure de Barcelona, la representación 'L'Onada' dirigida por Marc Montserrat Drukker y escrita por Ignasi García May. Está basada en un experimento real que Ron Jones, un profesor y escritor que llegó a ser nominado con un Pulitzer, llevó a cabo en una de sus clases para demostrar a sus alumnos qué fácil es acabar formando parte de un sistema totalitario

Ron simuló crear un movimiento estudiantil llamado La Tercera Ola (evidente referencia al Tercer Reich alemán) a través del que adoctrinó durante un tiempo a sus estudiantes bajo los preceptos de la disciplina, de la comunidad y de la acción. El resultado: dichos estudiantes comenzaron a someterse incuestionablemente al poder de La Tercera Ola y a divulgarla entre otros alumnos de su instituto, volviéndose radicales en su defensa hacia este movimiento.


Personalmente he de decir que tuve ocasión de asistir al ensayo general que tuvo lugar el pasado domingo 10 de marzo en el Teatre Lliure, y quedé muy gratamente sorprendido, además de impactado, por la obra que acababa de ver. La calidad de todos los elementos que componen una obra estaba en perfecta armonía,  todo funcionaba como un reloj suizo

La calidad del texto es indiscutible, dando como resultado una obra que, pese a durar dos horas y cuarto a las que hay que sumar un intermedio de diez minutos, es ágil y apasionante en todo momento; el tempo está calculado con precisión para evitar arritmias y caídas de interés; la dirección, ayudada por un buen diseño de producción y un gran trabajo de iluminación y sonido, focaliza adecuadamente los puntos de interés y facilita a los espectadores la comprensión de la obra... Todo juega en beneficio del guión, pieza esencial del rompecabezas y columna vertebral de todo este entramado narrativo.


Pero, sobretodo, lo que hizo que me sintiera dentro de la obra (pese a la distancia que se establece entre los asientos de los espectadores y la Cuarta Pared en la que transcurre la función) fue el reparto: es uno de esos repartos de actores y actrices en los que nadie se pisa, nadie se obstaculiza, nadie se ensombrece. Claramente, hay que destacar la monumental labor de Eduard Farelo (consolidado actor donde los haya) dando vida a Ron Jones: no solo es quien lleva casi todo el peso de la obra sobre sus hombros, sino que tiene la dificultad de dar vida a una persona real y darle una carga dramática. En resumen, en esta obra Farelo tiene la responsabilidad de dar vida a un personaje complejo y con aristas, y al mismo tiempo la de respetar al verdadero Jones. ¡Todo un reto del que sale más que airoso!

Sin embargo, un gran protagonista necesita de buenos secundarios que le respalden: en ese sentido, el joven reparto cumple sobradamente. Cada actor/actriz da vida a un personaje distinto y reconocible, y aunque inicialmente todos estos roles parecen estereotipos ya conocidos de los high school norteamericanos, acaban sorprendiendo y superando la barrera del tópico para mostrar su verdadera naturaleza. Alba Ribas, Boris Cartes, Malcolm McCarthy, Marta Ossó, Andrea Ros, Joan Sureda y Martí Salvat: no quiero dejarme a ninguno porque todos hacen un gran trabajo, cada uno/a en su personaje.


En resumen, 'L'Onada' es una obra muy recomendable tanto por la calidad de su libreto como por su logradísima ejecución, y sobretodo por la profundidad de su mensaje: es muy fácil juzgar a quienes permitieron el auge de los totalitarismos del Siglo XX por sus actos, pero es aún más fácil caer en esas mismas acciones y repetir los errores del pasado si no nos mantenemos firmes y extremadamente críticos con quienes pretenden adoctrinarnos y cambiar nuestra conducta.

lunes, 28 de enero de 2013

Talento de Tarragona 2: Jesús Monllaó


Jesús Monllaó Plana, nacido en Tarragona en 1967, ha sido y es un soñador incansable desde que comenzó a tener uso de razón. Licenciado en Filología Anglogermánica y con una amplia experiencia como profesor en centros como L’Estonnac-L’Ensenyança de Tarragona, el IED Barcelona o la Universitat Autònoma de Barcelona, ha compaginado estas y otras actividades con su sueño: hacer cine. Así pues, nos hallamos ante un creador -entre cuyas obras figuran multipremiados cortometrajes como 'La Mirada Oblicua' (2000), 'Glòria' (2002) 'El Legado' (2004, incluido en la colección Los Mejores Cortos del Cine Español 2006)- que ha tenido la oportunidad de dirigir recientemente su primer largometraje, 'Hijo de Caín', con actores de primera categoría y un gran equipo humano respaldándole.

David Hidalgo: En primer lugar, ¿podrías explicarme cómo surgió tu vocación de cineasta?

Jesús Monllaó: Pues fue una especie de accidente. Yo iba para profesor universitario, me estaba formando en un Master en Estudios Postcoloniales en Kent (Reino Unido) cuando descubrí que me gustaría más contar mis propias historias que criticar las de otros.

DH: Tengo entendido que pasaste un tiempo en Londres. ¿Qué diferencias encontraste entre cómo funciona España y cómo funciona el Reino Unido, tanto en lo cultural, económico y laboral como en lo cinematográfico?

JM: En Londres realicé incursiones estudiantiles y profesionales. En aquél entonces yo era un cortometrajista kamikaze, y me sentí tan desprotegido allí como aquí. No conozco cómo funciona el mundo profesional del cine allí, ya que no lo viví, pero a tenor de algunas pelis, mal del todo no lo deben hacer, ¿no?

DH: ¿Qué podrías decirnos sobre la situación actual del cine español? ¿Crees que hay salida?

JM: Pues claro. A la gente le encanta que les contemos historias. Contémoslas bien… Las películas se ruedan incluso durante las guerras, no hay excusa para no seguir haciendo cine.


DH: Habiendo dirigido tu primer largometraje, 'Hijo de Caín', ¿cómo te sientes al haber conseguido semejante hazaña?

JM: ¿Hazaña? Bueno, el cine tiene algo de épico en sí mismo, de heroicidad, es cierto… Pero ahora que mi película está “en la lata”, como suele decirse, de lo que tengo realmente ganas es de enfrentarme a una nueva historia. Me siento exhausto pero contento con el resultado.

DH: ¿Podrías compartirnos con nosotros qué te pareció la experiencia de trabajar con profesionales consagrados como José Coronado o Julio Manrique?

JM: Estos actores me han hecho sentir que valgo para esto, que he sido capaz de comunicarme con ellos a muchos niveles. Me siento orgulloso de que hayan confiado en mí y de que hayan puesto su imagen y su prestigio a mis órdenes. Se han puesto en mis manos y yo he procurado corresponder haciendo que sus interpretaciones “luzcan”.

DH: ¿Y qué se siente al tener la oportunidad de rodar tu primera película en tu propia “casa”, en Tarragona?

JM: Pues una sensación de haber cerrado el círculo. Aquí empecé con mis cortos y aquí he terminado mi primer largo. Siento que ahora se abre ante mí un mundo de posibilidades que abarca, literalmente, el mundo. Me siento muy orgulloso del resultado de la película y espero que Tarragona note el amor que he puesto en ella.

DH: Sé de buena tinta que tu cinta contó con el apoyo de la Tarragona Film Office a la hora de buscar localizaciones y de difundir mediáticamente la película, ¿en qué medida colaboraron con vosotros?

JM: En la medida que colaboran los locos convencidos, en todo. Han sido resolutivos, eficientes, empáticos y sobre todo, generosos en su acercamiento profesional al film.


DH: ¿Crees que Tarragona y las instituciones públicas fomentan suficiente la creación artística y la producción cultural en esta ciudad/provincia?

JM: Bueno, ahora mismo esta pregunta tiene truco. Con la gente siendo desahuciada y los niveles de paro por las nubes parece una frivolidad hablar de ayudas a la cultura. Pero sin la presencia del debate que la cultura genera suceden precisamente cosas como las que estamos viviendo, el resquebrajamiento de los fundamentos éticos de una sociedad que nos ha llevado al pozo en el que estamos sumidos. Hay muchas cosas que nos pueden salvar de toda esta gran estafa, y la cultura es una de ellas.

DH: A nivel estrictamente personal… ¿Quién es Jesús Monllaó, no el cineasta, sino el hombre?

JM: Jesús Monllaó, el hombre, es un ser asustado que en su miedo a desaparecer se lanza a vivir cada minuto como si fuera el último, ama con todas sus fuerzas y se come la vida a dentelladas.

DH: Y, ya por último, ¿qué aconsejarías a los futuros cineastas de cara a sus proyectos actuales o de mañana?

JM: Que busquen dentro de sí mismos antes de explorar lo que les rodea, que tengan los arrestos de hacerse esas preguntas que pocos se atreven a formularse y que, si aún les quedan fuerzas, traten de contestarlas… sólo siendo honestos consigo mismos serán capaces de ser honestos con los demás y generar proyectos que les diferencien.

D.H.: ¡Muchísimas gracias por tu tiempo y por tu amabilidad, Jesús! ¡Te deseo la mejor de las suertes para el estreno de tu película, una película que por cierto no me perderé en cuanto salga en los cines!

JM: Gracias a ti por hacer piña con el proyecto. ¡Un abrazo!

(Y como extra a esta entrevista, os dejo con un vídeo de José Coronado hablando sobre 'Hijo de Caín'.)



viernes, 25 de enero de 2013

'Django Desencadenado': Tarantino reinventa el western


Southern: American literature about the Southern United States. Characteristics of Southern literature include a focus on a common Southern history [...], a sense of justice, the region's dominant religion (Christianity — see Protestantism) [...], issues of racial tension, land and the promise it brings, a sense of social class and place, and the use of the Southern dialect.

La premisa de hacer el remake de una obra de Serie B de vaqueros protagonizada por un actor blanco, sea una película o bien una serie, y convertirla en una superproducción protagonizada por un actor negro (sin ánimo de ofender con este término) es, sin duda alguna, una empresa arriesgada. Y esto es así porque, en líneas generales, el resultado puede acabar siendo esto:


Eso sí, si quien está detrás de las cámaras y del guión es nada menos que Quentin Tarantino, lo que acaba saliendo de ahí es 'Django Desencadenado'. ¿Y qué es 'Django Desencadenado'? Para empezar, no es exactamente un western. De hecho, el propio Tarantino la definió como un southern (cuya definición da comienzo a esta crítica) en tanto que los temas que plantea están íntimamente ligados a la historia de la franja sureña de los EEUU y a sus ideas sobre la segregación racial. Aun así, 'Django Desencadenado' sí es un western, al menos en esencia: se trata de una obra englobadora que tan pronto abarca las claves que componen el spaghetti western (zooms desbocados, tipografías chillonas, frivolización de la violencia y grandes cantidades de polvo y de suciedad) como rinde un sincero homenaje al western clásico, al psicológico, al revanchista, a las historias de cazarrecompensas...

Y el cóctel multigenérico y multirreferencial que Tarantino plantea no se queda solo en esto, ni mucho menos. Si solo rascando la superficie ya nos encontramos con un western total que pretende hacer un repaso a la historia de este género combinándolo con las bases narrativas del southern, profundizando más podemos ver que el cineasta de Knoxville también ha decidido incluir claras referencias a la blaxploitation: decidme que aquí no veis un guiño a esta película, eso sin contar las esporádicas apariciones de hip hop en la banda sonora del film. 

Por si todo esto no fuese suficiente, Tarantino se permite hacer su propia adaptación del 'Cantar de los Nibelungos', poniendo a Django como un héroe (un Sigfried) que debe liberarse de sus cadenas para enfrentarse al fuego y a la muerte para rescatar a su particular Krimilda (aquí llamada Broomhilda). Todo ello sin olvidar el eje central del film: una larga y ardua venganza contra la esclavitud de los hombres negros, llevada a cabo por "uno de entre 10.000". Si 'Malditos Bastardos' era la venganza del pueblo judío por el Holocausto Nazi, ésta es la particular reflexión de Tarantino sobre la esclavitud y el racismo. Ah, y Spike Lee se equivoca. Yo lo dejo ahí.


Pero si hay una razón por la que todo este combinado de referencias y de géneros funciona, es sencillamente porque, en mi humilde y siempre rebatible opinión, el guión de este film es tal vez el más consistente que Tarantino ha escrito desde 'Jackie Brown'. La historia y su discurrir son más convencionales en esta película, sí; salvo momentos puntuales (ciertos flashbacks o la deliciosa escena de los sacos blancos, que tanto sirve como guiño histórico como resuelve con mucho ingenio una escena de tensión dramática) la historia es cronológicamente lineal, sí; y así sucesivamente. 

Pero, al mismo tiempo, he conectado muchísimo más con 'Django Desencadenado' que, por ejemplo, con 'Malditos Bastardos', y esto quizás sea porque aquí sí me ha dado la impresión de que la historia se mueve con un objetivo claro a través de un hilo conductor bien definido. Mientras que con la historia de los Bastardos me daba la sensación de que Tarantino estaba más ocupado creando subtramas para hacer tiempo hasta el clímax y en demostrarme sus conocimientos sobre cine, aquí realmente he visto a un cineasta con mayúsculas contando una historia, disfrutando con el proceso y, sobretodo, contagiándome su disfrute durante el visionado. Eso sí. al César lo que es del César: la media hora final de 'Django Desencadenado' no llega ni de lejos al nivelazo sentado por el descomunal clímax de 'Malditos Bastardos'.

Sobre el reparto, pues tan bien como siempre ocurre cuando dirige Tarantino: Jamie Foxx tiene la desgracia de llevarse el personaje menos lucido y profundo de todo el elenco (y aun así, se defiende con su carisma y sus frases lapidarias) y Kerry Washington se limita a hacer de princesa codiciada con la mayor competencia interpretativa posible, pero en esta ocasión podemos ver a Christoph Waltz bordando un personaje con unos matices muy distintos al Hans Landa de 'Malditos Bastardos'; a Samuel L. Jackson dando el do de pecho con un siniestro carácter que sorprenderá a propios y a extraños; y también a Leonardo DiCaprio en uno de sus mejores trabajos creando un villano histriónico e irritable que, sin embargo, resulta de lo más divertido a su manera. También tendremos la oportunidad de ver a secundarios como Don Johnson en roles muy trabajados y cameos como el de Franco Nero (el Django original).


De cualquier manera, 'Django Desencadenado' no es una cinta redonda por ciertos detalles: en ocasiones, abusa de un humor un tanto bobalicón (sobretodo en su último tercio); el clímax debería tener lugar tres escenas antes, el verdadero punto álgido del film, en vez de alargar el asunto durante un cuarto de hora más y plantarnos un final algo decepcionante; la banda sonora funciona bien en conjunto con las imágenes pero en ningún momento se alcanza la carga icónica que la música conseguía otorgar a anteriores filmes de Tarantino (véase 'Reservoir Dogs', 'Pulp Fiction', 'Kill Bill' o 'Malditos Bastardos'); y, por último, podría argumentarse que la desaparición de la tristemente fallecida Sally Menke, habitual editora de las películas de Tarantino, ha pasado factura al montaje de esta cinta y que el trabajo de Fred Raskin, pese a ser muy bueno, en ciertos momentos no acaba de estar a la altura de lo que Menke hubiera podido hacer con este mismo material.

Pero todo esto son pequeñísimos detalles, únicamente planteados con el fin de "sacar punta", que en mi opinión no lastran a una obra entretenidísima, narrativamente arrolladora, visualmente espectacular (cortesía del director de fotografía Robert Richardson) y, sobretodo, gigantesca a nivel conceptual y referencial. En definitiva, como prácticamente todo el cine de Tarantino, solo que en esta ocasión he visto a este autor más centrado y dispuesto a entretenerme contándome una historia "bigger than life". Para finalizar esta crítica y dar un cierto fundamento a cuanto he escrito aquí, me gustaría redirigiros a tres críticas muy interesantes que he encontrado sobre el film y en las que, en cierta medida, me he basado para analizarlo:

  • Crítica del magazine Jot Down, por Diego Cuevas

miércoles, 16 de enero de 2013

'Amour' (Michael Haneke, 2012)


Lo nuevo de Michael Haneke ha dado mucho que hablar en los últimos meses: desde su inmejorable acogida en el Festival de Cannes 2012 (donde se le concedió cuatro galardones, entre los que se incluye la Palma de Oro) hasta los ríos de tinta que se han vertido acerca del film, pasando por la desigual recepción que ha tenido entre el público seguidor de Haneke. La mayoría la consideran muy buena o directamente una obra maestra, pero otros en cambio la tienen en cuenta como una obra menor del cineasta austríaco o como una película mucho más sensiblera dentro de su habitualmente despiadada filmografía.

Por mi parte, disiento en gran medida de estas últimas consideraciones: 'Amour' no solo no es una obra menor dentro de la colección de películas de Haneke (tan solo señalaría como obras menores el infructuoso remake estadounidense de 'Funny Games' que él mismo dirigió en 2008 y la algo menos lograda 'El Castillo (de Franz Kafka)'), y desde luego no se trata de una película en absoluto sensiblera. 'Amour' es una experiencia durísima, casi agónica, y no ofrece concesiones ni respuestas fáciles, en la tradición del mejor Haneke. Lo único que la separa de los anteriores filmes de este autor es su planteamiento emocional: si en obras como 'El Vídeo de Benny', 'Funny Games' o 'La Pianista' quería hacer un llamamiento a la deshumanización y a lo enferma que puede llegar a estar la sociedad, en ésta se desvela por fin como un ser humano con sentimientos que entiende lo doloroso que puede llegar a ser ver sufrir a quien amas de corazón.


'Amour' trata sobre las decisiones que estamos dispuestos a tomar cuando queremos a alguien, y también de cuán insoportable es no poder hacer nada para aliviar el sufrimiento de tus seres queridos. Asimismo, también se nos habla sobre el inevitable paso del tiempo, de los efectos de la vejez tanto en nuestro cuerpo como en nuestro comportamiento, y de la misericordia. Haneke sabe muy bien qué se siente al ver que tu vida está llegando a su fin: ya tiene 70 años, de modo que sabe qué se experimenta al llegar a una cierta edad y al notar los efectos físicos/psíquicos que esto conlleva.

Pero sobretodo quienes mejor lo deben de saber son los dos actores principales: Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva están simplemente perfectos en los roles de George y de Anne. Y no digo descomunales o magníficos: digo "per-fec-tos". Son los personajes. Se puede entender por lo que están pasando, se siente su dolor, se despojan de todo artificio y su único vestuario es la realidad emocional. Por eso 'Amour' es tan desquiciante, sobretodo durante sus últimos 45 minutos: es muy doloroso ver cómo una pareja antaño feliz, a la que Haneke (muy astutamente) nos ha presentado en su última etapa de felicidad, cae en un abismo de dolor, humillación, condescendencia, rechazo, miedo y de muerte. Por cierto, que ni se os pase remotamente por la cabeza ver esta cinta doblada. Es un trabajo que solo tiene sentido experimentando en carne propia el trabajo original de los actores, de modo que recomiendo encarecidamente verla en VOSE.


Amparado por su habitual minimalismo visual (eso sí, esta vez contando con una fotografía de Darius Khondji muy rica en contraste de colores y en detalle), por secundarios de lujo como Isabelle Huppert y por un medido pero muy cuidado uso de Schubert, Beethoven y Bach a modo de banda sonora, Haneke vuelve a golpearnos de lleno y a agarrarnos del cuello para no soltarnos. Lo hace mediante escenas insoportables como el frustrante intento de George por alimentar a Anne y también mediante simbolismos como el de la paloma. Pero si en anteriores obras nos golpeaba para darnos de bruces con una realidad mucho más jodida de lo que podemos alcanzar a temer, aquí "nos golpea porque nos quiere" (citando la extraordinaria crítica que Rafa Martín dedica a esta obra en Las Horas Perdidas).

No apta para todos los públicos y decididamente una película muy difícil, pero una experiencia de las que deja pensando. Y sintiendo.

Valoración: Excelente

viernes, 11 de enero de 2013

GENOMA - Poster y trailer de la webserie

¡Muy buenas!

Hoy es un día muy especial, ya que estamos en la antesala del posible estreno online del Episodio Piloto de GENOMA, la que podría ser la primera webserie creada y producida por Triverso.

Y es que, al parecer, mañana sábado día 12 de enero se abrirá el concurso de webseries El Sótano, organizado por Antena 3. Este concurso consta de dos fases: la primera, en la que necesitaremos toda vuestra ayuda, consiste en una fase de votación popular. Una vez finalizada la votación el próximo 29 de enero, los proyectos con mayor puntuación pasarán a la segunda y última fase, en la que serán valorados por un jurado profesional y en la que se decidirá qué proyectos merecen ser producidos por Antena 3 en formato webserie.

Para ir abriendo boca, os dejo con el primer trailer oficial y con el poster de la serie, así como con la página oficial en Facebook. ¡Estad atentos!




domingo, 16 de diciembre de 2012

'El Hobbit: Un Viaje Inesperado'


Si el cineasta neozelandés Peter Jackson ha de pasar a la historia del séptimo arte, sin duda alguna será por cómo ha trasladado la intemporal narrativa de J.R.R. Tolkien de las páginas al celuloide. Y es que muy pocos han encarado con tantísimo respeto (rayando en la veneración incluso) y con tal dedicación la obra de un autor en particular como Jackson lo está haciendo con Tolkien; si tuviera que buscar un ejemplo similar, podríamos decir que sus cintas ambientadas en la Tierra Media se asemejan, en cierta medida, a las adaptaciones cinematográficas que Kenneth Branagh dedica a su adorado William Shakespeare.

Otro apartado en el que Jackson destaca es en cómo pone las últimas tecnologías al servicio de una puesta en escena completamente libre: no en vano, moldea a su imagen y semejanza cada escenario, y no hay plano ni secuencia que se le resista o que le resulte imposible de rodar debido a la distribución o a la orografía del territorio en cuestión. Así pues, su cine es un festín visual, y 'El Hobbit: Un Viaje Inesperado' no es una excepción: maravillosos planos aéreos marca Jackson, travellings interminables, batallas multitudinarias e interminables rodadas con un pulso y un detalle inusitados... Todo ello aderezado con una bellísima fotografía por cortesía de Andrew Lesnie (director de fotografía de la saga 'El Señor de los Anillos') y con una apabullante banda sonora de Howard Shore que se permite crear nuevos y memorables temas principales al tiempo que homenajea musicalmente a la trilogía del Anillo Único.


Respecto al film en sí, mucho se ha hablado y mucha tinta se ha vertido escribiendo sobre él. Vaya por delante que no la he visto en 3D ni en 48 fotogramas por segundo, esa polémica tecnología de la que se ha dicho que parece un "error de proyección de tres horas" y que produce mareos, pero también que permite un nivel de detalle hasta ahora inalcanzable; por tanto, nada puedo comentar sobre ese aspecto en particular. Sin embargo, de lo que sí puedo escribir es de las sensaciones que me ha generado la película. Y esas sensaciones, sentándome a reflexionar poco después de haberla visto, son mucho más que positivas.

Visualmente es espectacular; de eso no cabe la menor duda, pero por si acaso ya adelanto que la belleza y el detalle en la imagen y en la textura es quizás el mejor que he podido disfrutar en una pantalla grande en toda mi vida. Narrativamente, entramos en un territorio más complicado: primero, es necesario contextualizar y saber que de un libro de 324 páginas se ha sacado una trilogía en la que cada entrega durará aproximadamente tres horas. Este hecho conlleva de forma inevitable una mayor lentitud en el devenir de los acontecimientos y de los giros, y no pocas han sido las críticas que esta primera entrega ha recibido por eso.


Sin embargo, personalmente no solo no se me ha hecho larga en absoluto, sino todo lo contrario: una vez llega el desenlace (mejor dicho, el cliffhanger) y comienzan los títulos de créditos finales, me dejó con ganas de más y de saber cómo continuarán las aventuras de la Compañía de Thorin. Además, es una cinta sorprendentemente sólida, rápida en sus explicaciones y concisa: todo el tiempo están sucediendo cosas importantes (aunque en principio puedan parecer intrascendentes, poco a poco las piezas van encajando), y lo más importante, en todo momento presenciamos cómo el protagonista Bilbo Bolsón (un Martin Freeman perfecto en su rol) va cambiando, aprendiendo sobre la marcha y evolucionando a nivel personal.

Freeman es la gran estrella del film y carga ese peso sobre sus hombros con matrícula de honor, regalándonos un protagonista muchísimo más desarrollado y empatizable que Frodo Bolsón ('ESDLA'). Eso sí, se encuentra amparado por un reparto de secundarios de mucha altura en el que encontramos a Ian McKellen, Hugo Weaving, Cate Blanchett y a Andy Serkis dando vida de nuevo al entrañable aunque siniestro Gollum. Y un detalle que me ha sorprendido: la compañía de los doce enanos no solo no se me ha hecho cargante (un miedo que había cobijado al ver los trailers), sino que me han parecido personajes interesantes y variados pese a lo estereotipados que resultan. Dentro de esta compañía destaca por derecho propio Richard Armitage dando vida al líder, el carismático y atormentado Thorin Escudo de Roble.


Qué más puedo decir sin alargarme... Considero justo acabar este post diciendo que en mi opinión 'El Hobbit' ha desbancado a 'El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace' como mejor blockbuster de 2012, ya que me ha resultado mejor construida, más sostenida a nivel rítmico, más lograda visualmente, infinitamente mejor construida y más satisfactoria que la conclusión de la trilogía Batman por Christopher Nolan. Os recomiendo encarecidamente cerrar el año presenciando en pantalla grande este film y disfrutar del emocionante regreso a la Tierra Media que un entregadísimo Peter Jackson nos ofrece, aunque bien es cierto que a los no fans de la obra de Tolkien se les puede atragantar un poco. No es perfecta y sin duda alguna le sobran ciertos toques de humor bobalicón, pero no por ello deja de ser una cinta épica de lo más lograda.

Valoración: Muy Buena

viernes, 16 de noviembre de 2012

Talento de Tarragona 1: Laura Noah


Laura Cailà Puig, más conocida por el nombre artístico de Laura Noah, es una polifacética y muy talentosa cantautora y compositora de mi querida Reus. A sus 18 años ya puede decir que vive de su vocación, la música, y empieza a destacar después de una trayectoria artística que dio comienzo a muy temprana edad pero que se consolidó cuando, con 16 años, consiguió grabar su primer CD. ¡Toda una artista y una persona de lo más apropiada para dar comienzo a 'Talentos de Tarragona', una sección de entrevistas a personas talentosas de la provincia de Tarragona que espero que siga por mucho más tiempo!

David Hidalgo: Para empezar, me gustaría saber en qué momento de tu vida comenzaron tus inquietudes musicales.

Laura Noah: Bien… Empecé desde muy pequeña con la música, ya que mi madre era soprano desde toda su vida. Toda mi familia es aficionada a la música y se dedica en parte, más allá del oficio que ejercen. El caso es que estuve desde los 4 años en el Centre de Lectura de Reus, y después me pasé al Conservatori de Vila-Seca. Y había una cosa que me molestaba mucho: yo quería hacer mis propias composiciones, a los 9 años llevaba canciones que hablaban de piratas y de cosas así, y los profesores me decían “No, no, esto mejor que no lo hagas porque no es importante, tienes que tocar a Bach…”. Eso me frustraba mucho: “¿Y por qué no les gustan mis canciones?”, pensaba.

D.H.: Pensaste es que no eran lo suficientemente buenas y que tus profesores te estaban dando a entender eso, ¿no?

L.N.: ¡Exacto! De hecho, muchos niños piensan que lo están haciendo mal, cuando está demostrado científicamente que durante la infancia la capacidad creativa funciona al máximo. Por tanto, es imposible que un niño toque mal. De cualquier forma, empecé a tomármelo más en serio a partir de los 12 años (cuando ya tenía mayor nivel), y a los 16 tuve la suerte de, con ayuda de mis padres, poder pagar la grabación de mi primer CD en un estudio de Gran Via, en Barcelona. El público lo acogió muy bien y recibí ofertas de productoras musicales… Dijeron que mis canciones eran muy buenas, ¡pero yo no lo sabía hasta ese momento!

D.H.: ¿Consideras que estas limitaciones son producto del sistema educativo imperante en la actualidad, que bloquea la creatividad de los niños y de los estudiantes en general?

L.N.: Totalmente. Por ejemplo, cuando estudiaba Historia, siempre acababa relacionándolo con la historia de la música, la filosofía, la física… Los profesores, en cambio, me decían que no, que ya me estaba yendo hacia otras ramas de estudio, etc.

D.H.: ¿Actualmente estás estudiando?

L.N.: Sí: en junio acabé la Selectividad, y a partir de ahí decidí dedicarme por completo a la música. Conocí hace un año a unos chicos que están viviendo en una casa en Begues, una zona de Garraf (Baix Llobregat, Barcelonès). Es una casa donde cada uno alquila una habitación, y hay gente que ha salido de todo tipo de escuelas de música, desde el ESMUC hasta el Liceu y el Taller de Músicos de Barcelona, y están allí estudiando, dando clases a niños y haciendo bolos. Yo tuve la suerte de conocerles y de conseguir un alquiler muy baratito, así que renové por completo la habitación que me correspondía para irme a vivir allí porque sabía que aprendería muchísimo.

Allí hay músicos increíbles a nivel internacional que están haciendo giras y, bueno, es una experiencia increíble. Entonces estoy estudiando allí con unos profesores privados: vivo con ellos, toco música con ellos, desayuno con ellos, doy clases con ellos… Es una casa de música las 24 horas del día: incluso hacemos sesiones en directo y la gente viene a verlas. ¡Además está en medio de un bosque y es un sueño!

D.H.: ¿Y trabajas, mientras tanto?

L.N.: Actualmente estoy haciendo una sustitución en una escuela de Sant Just Desvern y allí me gano algo de dinero, además de dar conciertos y de componer bandas sonoras para cine, para cortometrajes y también me están llamando para alguna que otra película… A veces me cae algún regalo así y pagan bastante bien.



D.H.: Por otro lado, ¿te ocupas de la composición o también te encargas tú misma de componer y de orquestar?

L.N.: Me ocupo de las dos cosas: primero escribo la partitura totalmente a mano, hago la composición y después la conduzco. Normalmente, lo que he hecho ha sido con piano y voz, y lo más grande que he hecho ha sido con un quinteto: batería, contrabajo, piano, saxo y trompeta. Dependiendo de cada proyecto, compongo un tema de la banda sonora o bien me encargo de la composición de una banda sonora sinfónica.

D.H.: ¡Genial! Lo cierto es que me sorprende lo polifacética que eres.

L.N.: Es que creo que eso es muy importante, porque hay mucha gente que puede hacer lo mismo que tú, ¡muchísima gente! Y cuantos más terrenos domines, por más caminos podrás llegar al sitio que quieras alcanzar.

D.H.: Sinceramente, estoy impresionado: que con 18 años hayas alcanzado tanto tiene muchísimo mérito. Ahora, viendo tu trayectoria en perspectiva, ¿qué balance haces?

L.N.: A ver, las cosas van poco a poco y soy consciente de que aún no me he buscado mucho la vida porque hasta ahora me he centrado en el Bachillerato y en otras historias, pero todo lo que he recibido hasta ahora es más positivo que negativo. ¡Eso da muchas ganas de continuar!

D.H.: ¿Consideras que has tenido suerte al encontrar apoyos como el productor de tu primer CD?

L.N.: Sí, pero es como todo: si no pagas… Que los mecenas, ahora en este momento, te caigan del cielo y te digan “Te pago la carrera porque confío totalmente en ti” es muy difícil, casi imposible. ¡Por eso mismo creo que los artistas tenemos que ayudarnos entre nosotros!

D.H.: ¿Qué te llevó a saber tan claramente que querías dedicarte a la música? ¿Fue por iniciativa propia o quizás tu entorno influyó algo en tu vocación?

L.N.: Al margen de lo que siempre me ha chiflado la música, me encantaba escribir, la  pintura, la poesía… ¡Me encanta cualquier tipo de arte que no sea palpable, que sea abstracto, que no tiene un significado limitado sino que puede ser subjetivo! Cosas profundas, que van más allá… La música me apasiona porque es el arte más abstracto de todos cuantos hay: la música solo existe cuando se ejecuta, antes de ejecutarse no existe y una vez la escuchas, ya está, desaparece, y el CD solo es el eco de lo que has escuchado, ¡pero no es la música en vivo, en directo!

Al fin y al cabo, no es para nada lo mismo escuchar un CD que a un músico o un cantante en directo, sacando la música de dentro de sí mismo. Por eso me decanté por ser cantautora, aunque quiero probar diferentes cosas a lo largo de mi vida, como escribir un libro, aunque solo sea por y para mí, hacer proyectos de decoración, y la que es mi mayor pasión aparte de la música, la arqueología.

D.H.: ¿En qué medida reflejan tus canciones tu yo interno? ¿Tienes temas recurrentes de los que sueles hablar o tus canciones son variables, en ese sentido?

L.N.: Va por épocas: puedo leer un libro acerca del viaje que hace un hombre para encontrarse a sí mismo, y de allí sale una canción, o voy en tren y veo a una chica comiéndose una cereza, y entonces hablo sobre la belleza femenina. Después están las experiencias personales, pero lo curioso es que muchas veces he escrito sobre cosas que no me han pasado a mí. Sin embargo, cuando sí he escrito una canción sobre cosas que viví en mi propia piel, la reacción del público ha sido mucho más intensa, ya sea por cómo lo proyectas o por lo que transmites, por las vibraciones o como lo quieras llamar.


D.H.: ¿Podrías explicar en qué consisten tus métodos de trabajo para componer?

L.N.: Sí: me siento delante del piano, comienzo a tocar cualquier cosa,  y de allí surgen palabras que escribo en un folio. Poco a poco, las palabras y la melodía van entrelazándose y una canción coge forma. Pero después, cuando la toco o cuando escucho a alguien cantarla, pienso que no soy consciente de haber hecho la canción, es como si se me borrase la memoria y ya apareciese en mi conciencia con la canción acabada. Ya no la siento como mía, no sé cómo explicarlo.

D.H.: Esta idea me parece muy interesante, el proceso de creación de una obra que, una vez acabada, ya no se recuerda o percibe con tanta claridad.

L.N.: Piensa que, como se trata de algo tan instintivo como la creación artística, está comprobado científicamente que cuando estás en un periodo de máxima inspiración las frecuencias de conciencia van mucho más lentas, ya que es algo que no necesita tanto razonamiento y sí mucho más instinto. Entonces, es lógico que mientras creas no tengas tanta conciencia como en otros momentos.

D.H.: Quería preguntarte una duda que tengo desde hace bastante tiempo: ¿es cierto que los músicos tenéis una mentalidad muy ligada a las matemáticas?

L.N.: Mira, yo en la escuela era horrible en las matemáticas y las odiaba, pero sí es cierto que la música y las matemáticas están muy vinculadas. Lo que pasa es que puedes escoger entre la música entendida como matemáticas o las matemáticas de manera musical, que es la opción que he escogido yo. Aun así, todo depende del estilo que toques: en la música clásica, por ejemplo, todo tiene que estar ligado y escribes para voz y para muchos instrumentos. Para eso se necesita ser capaz de dividir tu cerebro en muchas partes y ver las partes por separado en vez del conjunto. ¡Un cerebro más de mujer, por así decirlo! (Después de esta frase, ambos nos echamos a reír)

D.H.: ¿Sientes especial predilección por un estilo y un género musical en concreto, o te mueves entre distintos estilos?

L.N.: Siempre me ha encantado el pop, pero ahora he entrado completamente en el jazz. Además, en la casa donde vivo hay un chico de Sevilla que escucha flamenco casi siempre y mi madre canta lírica, canta opera, zarzuela… Tengo todo tipo de referentes y por eso me gusta todo tipo de música, todo, cualquier estilo o tema que tenga calidad musical. Como estoy las 24 horas escuchando música, sé apreciar la calidad musical en otro tipo de profundidad, a otro nivel, no me quedo solo con la primera impresión. Intento captar los matices, apreciar el esfuerzo que se ha invertido, los instrumentos que se han usado, cómo se enlazan unas voces con otras…

D.H.: ¿Y cómo te sientes al haber conseguido todo lo que tienes actualmente?

L.N.: Siento que… Que me queda tanto por delante, que tengo músicos a mi lado que son tan buenos, que tengo tanto por aprender y que nunca sabes, en el arte, hasta qué punto podrás dedicarte a ello, de quién dependerá, si depende de ti o de tu imagen, de las decisiones que tomas… Es una carrera muy insegura para la que tienes que tener fe en cosas de las que nunca estás seguro/a. Pero creo mucho en el destino y en lo que le toca a cada persona.

D.H.: Ya por último, si tuvieras que quedarte con tres artistas musicales, ¿con cuáles te quedarías?

L.N.: Primero cogería a Joni Mitchell, porque ha cumplido mi objetivo a largo plazo que músicos buenísimos, como Jaco Pastorius, quieran tocar mis temas junto a mí. Ella segurísimo. Después, seguramente elegiría a Miley Cyrus, porque por encima de todo el comercio que se ha hecho alrededor de ella y por todo lo que envuelve su fama, me sigue pareciendo una artista muy auténtica consigo misma, una voz diferente y reconocible y que se sobrepone al producto que han creado a partir de ella. Y finalmente Jimi Hendrix.

D.H.: Muchísimas gracias por compartir parte de tu tiempo para esta entrevista, Laura. ¡Mucha suerte en todos los sentidos y hasta pronto!

L.N.: ¡De nada, muchas gracias a ti!