Por poner un claro ejemplo: el tiempo. ¿Recordáis la teoría de la relatividad de Einstein? Es pura ciencia, señores: cuando vamos sobrados de tiempo, acabamos demasiado rápidamente aquello que tengamos que llevar a cabo; en cambio, si vamos justos, surgirán mil inconvenientes, fallos y pifias varias que nos llevarán inexorablemente a ver destruido en mil pedazos nuestro "impecable, preciso y maravilloso" Planning. Murphy estuvo en lo cierto desde el primer momento.
Esto nos ocurrió ayer durante el rodaje que teníamos previsto de 15:00 (hora a partir de la cual dejarían en nuestras inexpertas manos un equipo considerablemente profesional: una cámara de vídeo Betacam HDV MiniDV de marca Sony, un micrófono para incorporarlo a la cámara en el momento de entrevistar a alguien, y un trípode que creo pesaba media tonelada -permitidme la exageración, mi espalda así lo atestigua-) a 18:00 de la tarde. El rodaje tendría lugar en el famoso Mercat de la Boqueria de Barcelona. Pues bien: ¿No había días mejores para que eligiera llover? No, al parecer no, pues nos llevamos una buena ducha fría -y es que ¡nada hay mejor que cargar equipo pesado (y caro) al tiempo que te mojas! ¡Un ejercicio de lo más sano!-. Aparte de dicho inconveniente, se nos planteó otro: proteger la cámara del agua -no, no era impermeable pese a ser de Alta Definición. No se puede tener todo en esta vida-. Al no tener funda, recurrimos a una solución tan básica y rudimentaria que casi me produce vergüenza admitirlo: usamos una bolsa de basura prestada (¡Y bien que nos fue!)
Más problemas: un vigilante pidiéndonos permiso de rodaje -Un consejo a los novatos: si queréis rodar en un sitio público (especialmente en la Ciudad Condal, y en un espacio oficial), rodad sin trípode. Es una laguna legal, ya que si ruedas sin trípode, es considerado legalmente como rodaje "amateur". Os ahorraréis muchos problemas-, dependientes/as y jefes/as que no querían nuestras cámaras cerca de sus establecimientos, más lluvia, desplazamientos... Por suerte, el tiempo no se nos echó encima, eso que ganamos.
Estos problemas -el Caos, recordad- los solucionamos con el mejor Plan B que jamás existirá en el mundo de los rodajes. ¿Queréis saber cual es? Allá va: echarle cara. Gracias a unas dosis considerables de desparpajo, conseguimos unas entrevistas bastante jugosas, buenos planos robados, alguna que otra panorámica más que decente, y sobretodo, la satisfacción del trabajo bien hecho. Porque esto es un rodaje: no se trata de que todo salga tal como lo has planeado, si no de poder hacerlo directamente, y si se hace bien, ¡mejor! Porque en un rodaje, nadie te garantiza que consigas acabar siquiera. ¡Que se lo digan a Coppola!
Esto, a fin de cuentas, es el Caos.
Esto nos ocurrió ayer durante el rodaje que teníamos previsto de 15:00 (hora a partir de la cual dejarían en nuestras inexpertas manos un equipo considerablemente profesional: una cámara de vídeo Betacam HDV MiniDV de marca Sony, un micrófono para incorporarlo a la cámara en el momento de entrevistar a alguien, y un trípode que creo pesaba media tonelada -permitidme la exageración, mi espalda así lo atestigua-) a 18:00 de la tarde. El rodaje tendría lugar en el famoso Mercat de la Boqueria de Barcelona. Pues bien: ¿No había días mejores para que eligiera llover? No, al parecer no, pues nos llevamos una buena ducha fría -y es que ¡nada hay mejor que cargar equipo pesado (y caro) al tiempo que te mojas! ¡Un ejercicio de lo más sano!-. Aparte de dicho inconveniente, se nos planteó otro: proteger la cámara del agua -no, no era impermeable pese a ser de Alta Definición. No se puede tener todo en esta vida-. Al no tener funda, recurrimos a una solución tan básica y rudimentaria que casi me produce vergüenza admitirlo: usamos una bolsa de basura prestada (¡Y bien que nos fue!)
Más problemas: un vigilante pidiéndonos permiso de rodaje -Un consejo a los novatos: si queréis rodar en un sitio público (especialmente en la Ciudad Condal, y en un espacio oficial), rodad sin trípode. Es una laguna legal, ya que si ruedas sin trípode, es considerado legalmente como rodaje "amateur". Os ahorraréis muchos problemas-, dependientes/as y jefes/as que no querían nuestras cámaras cerca de sus establecimientos, más lluvia, desplazamientos... Por suerte, el tiempo no se nos echó encima, eso que ganamos.
Estos problemas -el Caos, recordad- los solucionamos con el mejor Plan B que jamás existirá en el mundo de los rodajes. ¿Queréis saber cual es? Allá va: echarle cara. Gracias a unas dosis considerables de desparpajo, conseguimos unas entrevistas bastante jugosas, buenos planos robados, alguna que otra panorámica más que decente, y sobretodo, la satisfacción del trabajo bien hecho. Porque esto es un rodaje: no se trata de que todo salga tal como lo has planeado, si no de poder hacerlo directamente, y si se hace bien, ¡mejor! Porque en un rodaje, nadie te garantiza que consigas acabar siquiera. ¡Que se lo digan a Coppola!
Esto, a fin de cuentas, es el Caos.
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