viernes, 30 de enero de 2009
Grindhouse (Parte 2): Death Proof
martes, 27 de enero de 2009
Grindhouse (Parte 1): Planet Terror
lunes, 19 de enero de 2009
El cine es incerteza
El cine es incerteza. Eso queda clarísimo desde el momento en que un cineasta o aspirante (o aprendiz de...) a cineasta quiere dar forma a un intangible como es un guión, un proyecto cinematográfico que solo tiene vida en la mente de quien lo haya imaginado, dicho cineasta está expuesto inexhorablemente al cruel azar. Ya hablé de ello en los dos primeros artículos de este pequeño y humilde blog, y me reafirmo en tales afirmaciones: de nada sirve la planificación si el Destino juega en tu contra.
Os pondré un ejemplo bastante simple: Terry Gilliam. Ayer con Antonio [actor de reparto en mi largometraje "El Deseo Final"] hablábamos sobre este director, y coincidimos de lleno en que se trata, si no del más desafortunado de todos, de uno de los cineastas más gafes de todos los que están presentes en este maravilloso mundo. La lista de desventuras por las que ha tenido que pasar Gilliam a la hora de hacer sus películas es demasiado extensa como para hacerle referencia en este artículo sin alargarlo más de la cuenta. Entre sus particulares odiseas figuran el tempestuoso rodaje de la jamás finalizada "The Man Who Killed Don Quixote" [rodaje que inmortaliza el documental "Lost in La Mancha" o, entre los casos más recientes, el repentino fallecimiento del talentoso actor Heath Ledger, protagonista en la película "The Imaginarium of Doctor Parnassus", filme que Ledger ha dejado a medio hacer, quedando gran parte de sus escenas sin rodar y perdiendo Gilliam casi toda la financiación de la cinta [puesto que Ledger también ejercía de productor].
Gilliam es la prueba fehaciente de que en el cine está bien tener una buena planificación, pero mucho más importante es saber resolver los escollos con imaginación y talento. Esta es la diferencia entre un buen cineasta y un mediocre: la capacidad de sobreponerse a las incidencias con ingenio y encontrar soluciones creativas a los problemas que surgen, que en algunos casos, rozan lo sobrenatural [ahí dejo el pequeño guiño a las famosas "maldiciones" en los rodajes de Hollywood: "El Exorcista", "Superman", "Poltergeist"...].
Esta reflexión la escribo basándome en un criterio estrictamente basado en mi propia [y por el momento, escasa] experiencia como aprendiz de cineasta, y especialmente, en el tempestuoso rodaje de mi primera película, "El Deseo Final", un rodaje que se ha llevado un año y medio de mi vida, ha tenido muchas bajas en el casting, tuvo dos reescrituras del guión e incluso padeció la destrucción del metraje debido a un devastador virus informático. Si aún después de leer esto discrepáis conmigo en lo que he escrito, adelante, en eso se basa el sistema democrático, en la diversidad de opiniones y la libertad de expresión. Yo por mi parte lo reitero: el cine es incerteza.
miércoles, 14 de enero de 2009
Terminator 3: La Rebelión de las Máquinas -- Una trilogía mal culminada
martes, 13 de enero de 2009
Terminator 2: El Juicio Final -- La consagración de Cameron en el imaginario colectivo
lunes, 12 de enero de 2009
A los extremistas y a los fanáticos: solo un azote os ayudará.
No, mi intención únicamente es hacer patente el desprecio que siento por este tipo de comportamiento y a quienes lo promueven. Lo peor de todo es que precisamente son representantes de una organización oficial, la religión islámica, quienes con su actitud y su comportamiento animal, dejan en mal lugar a los practicantes de bien. Estas muestras de irracionalidad [y actos de una monstruosidad fuera de toda duda como el 11 de septiembre de 2001] son las que dejan en mal lugar a un colectivo entero, las que dan motivos a racistas, monoteístas y detractores para que escupan su veneno y pongan al ciudadano de a pie en contra de toda una etnia/asociación/colectivo. Lo gracioso es que precisamente estos fanáticos luego critican a Occidente por no permitir su integración en nuestros países y estilo de vida. A ver si va a resultar que el pez se mordió la cola a propósito...
Por eso, os dejo esta joya, para que admiréis la ignorancia y la irreflexión en su máximo esplendor, y, al igual que servidor, les dediquéis la sonora frase: "Si eres alguien con cabeza, serás libre. Si eres un extremista y un fanático, entonces solo un azote te ayudará."
sábado, 10 de enero de 2009
Terminator -- Creando una nueva ciencia ficción
En 1984 James Cameron nos regaló una de esas cintas que marcan un antes y un después en el cine: "Terminator", película de bajo presupuesto escrita por el cineasta al mismo tiempo que los libretos de "Aliens: El Regreso" [filme que acabaría dirigiendo él mismo] y "Rambo: Acorralado II" [cuyo guión acabarían moldeando a placer los productores y el propio Stallone, reduciéndolo a poca cosa de lo que Cameron hubo escrito]. Con la ayuda de Gale Ann Hurd [que se casaría con el director en 1985 y romperían en 1989], James imaginó un mundo post-apocalíptico impresionante, que aún a días de hoy sigue siendo difícil de superar tanto por su imagenería visual como por sus efectos visuales, artesanales hasta el punto de dar verosimilitud a todo lo que vemos en pantalla. No en vano, Cameron, su director de fotografía, el nunca suficientemente valorado Adam Greenberg, y el genio de los efectos especiales Stan Winston crearon [maquetas y animatronics mediante] un futuro devastado, con el fin de retratar hasta qué punto el ansia de progreso del hombre podía acabar convirtiéndose en una peligrosa arma de doble filo, hasta el extremo de acabar provocando nuestra propia destrucción.
Una cruda reflexión que se convertiría en una constante en el cine de Cameron: el poder autodestructivo del hombre y los factores que pueden llevarle a cambiar, siempre y cuando esté dispuesto a tomar una serie de decisiones clave. Esta sólo es una de las muchas virtudes del segundo largometraje de James Cameron [el primero fue la infame "Piraña 2: Los Vampiros del Mar"]. Lo demás habla por si solo: escenas de acción no solo frenéticas y con una gran dosis de tensión, si no perfectamente ensambladas con respecto a la trama y coherentes con el devenir de la historia; un guión conciso que cuenta lo justo y necesario, ni más ni menos, tomándose necesarios descansos para dar cuerpo a unos personajes interesantes [no en vano Sarah Connor y Kyle Reese han pasado a la historia como héroes cinematográficos] y aportando a la historia principal unas necesarias subtramas, amén de desarrollar una plausible explicación sobre los viajes en el tiempo y sus consecuencias; interpretaciones muy trabajadas por parte de todo el reparto sin excepción [a destacar los roles de Michael Biehn, Linda Hamilton -futura esposa del director- y por supuesto, Arnold Schwarzenegger, muy convincente en un rol no tan sencillo de interpretar como pudiese parecer, el de despiadada máquina de matar]; la ya mítica sintonía de Brad Fiedel; una magnífica dirección de Cameron, que ya demostraba en esta cinta que es un maestro del tempo y los encuadres, siempre funcionales mas no por ello menos trabajados...
No puede esperarse menos de la obra de alguien como Cameron, minucioso hasta el punto de tardar doce años en estrenar su nueva película [Sí, doce añitos han pasado ya desde "Titanic", y en 2009 James regresa con "Avatar". ¿A lo grande? Veremos.]; exigente hasta conseguir que Ed Harris, después del rodaje de "Abyss", le retirase la palabra; talentoso hasta el punto de no tener (salvo la ya mencionada "Pirañas 2") ninguna película mediocre en su filmografía [menos extensa que la de directores como Spielberg, por ejemplo, pero desde luego mucho más regular y compensada]. Un clásico inmediato, imitado/plagiado hasta la saciedad por cintas que merecidamente corrieron peor suerte [véase "R.O.T.O.R." o "Terminator Woman" -por cierto, grandiosa versión del título original "Eve of Destruction"-].
En definitiva, un clásico imprescindible, que [reitero] marcó un antes y un después en el cine de ciencia ficción, una joya que, pese a ciertos fallos menores [paradojas temporales inexplicadas, por ejemplo] y una estética un tanto anticuada [se nota de muy lejos que eran los horteras años ochenta], continúa tan eficaz y vigente hoy en día como en su tiempo. Si no me creéis, os animo a comprobarlo por vosotros mismos.