viernes, 30 de enero de 2009

Grindhouse (Parte 2): Death Proof




Si Robert Rodriguez intentó demostrarnos con su "Planet Terror" que "dos tetas tiran más que dos carretas" (dicho que según parece aplicó al pie de la letra, sabiendo que sus escarceos con Rose McGowan -protagonista de dicha cinta- fueron los causantes del divorcio con su esposa Elizabeth Avellán), Quentin Tarantino refuta a su amigo mexicano respondiéndole con un sonoro "dos pies tiran más que todas las tetas del mundo". Y es que analizando la filmografía completa de Tarantino, podemos deducir que este cineasta tiene un verdadero complejo fetichista con respecto a las plantas de los pies femeninos. Desde que se regodeara mostrando un primer plano de los pies desnudos de Uma Thurman caminando hasta John Travolta en "Pulp Fiction", innumerables han sido las ocasiones en que el bueno de Quentin ha dejado correr ese instinto suyo, y "Death Proof" no es menos.

Pero dejando al margen esta curiosidad y pasando a analizar la película por sus méritos, solo nos quedan tres méritos a destcar [por desgracia para todo buen aficionado a su cine]:

1-El reparto. Sin entrar en detalles acerca de las interpretaciones de cada actriz, cabe señalar descubrimientos como el de Zoe Bell o Sydney Tamiia Poitier [hija del reputado actor Sidney Poitier] y guiños hacia anteriores obras del director como la inclusión de Michael Parks [repitiendo su papel de sheriff Earl McGraw -aparecido en "Kill Bill: Vol. 1" y en "Planet Terror", para más señas-]. Cómo no, no podía faltar la inclusión de un prestigioso actor con una carrera en estado de decadencia. Si en "Pulp Fiction" teníamos a Travolta, en "Jackie Brown" a Michael Keaton y a Robert Forster, y en "Kill Bill" estaba David Carradine, aquí a tenemos a Kurt Russell en plena forma interpretativa [lástima de personaje, por eso].

2-La banda sonora. Este es un factor incuestionable en cualquier obra de Tarantino, sin lugar a dudas. La mitomanía del cineasta de Tennessee se sale de los límites de lo imaginable, estando en su mente la canción perfecta para cada escena [y nunca, repito, nunca recurriendo a los Hits de los más escuchados; más bien su repertorio está compuesto por canciones largamente olvidadas]. A destacar "It's So Easy" de Willy DeVille y su uso dentro del contexto fílmico.

3-Los momentos de acción automovilística. Geniales. Maravillosos. Sencillamente impresionantes. Por mucho que digan, Tarantino no está en el mundo del cine por su cara bonita. Este hombre sabe muy bien cómo dirigir una buena escena de acción [en más de una entrevista confesó que John Carpenter era su referente a la hora de planificar escenas trepidantes] y sus persecuciones son un sentido corte de mangas a gran parte de los cineastas de acción actuales, contaminados por un estilo televisivo [además del montaje videoclipero], incapaces de sostener un plano más de dos segundos seguidos. "Death Proof" consigue mucho más con un choque frontal entre dos coches que "Quantum Of Solace" con todas sus explosiones.

A estas tres razones sumad el peculiar estilo de montaje y dirección [emulando el estilo de la casposa Serie B puramente "Grindhouse"], que siempre añade un encanto especial al filme, y algunos maravillosos guiños cinéfilos como la aparición de un Grito Wilhelm en medio de una colisión. Y ahí, lamentablemente, se acaban las virtudes. Porque aparte de esto, "Death Proof" no es más que un capítulo de "Sexo en Nueva York" dirigido por John Carpenter.

Os prometo que aguantar esta cinta es poco menos que cansino a partir de la media hora de conversación incesante. Mientras que en "Pulp Fiction" la verborrea era un factor positivo y necesario, aquí simplemente es un pegote añadido por un cineasta borracho de ego ejecutando su particular ejercicio de estilo propio. Se podría ver "Death Proof" viendo simplemente cinco capítulos del DVD y saltando el resto de partes, porque no, esas infinitas y finalmente agobiantes chácharas no aportan nada salvo sopor y una serie de estereotipos de sobra explotados sobre las mujeres. Si a esta total falta de precisión rítmica se le suman escenas verdaderamente sobrantes como el bailecito que se marca Vanessa Ferlito con Kurt Russell o el innecesario cameo de Tarantino invitando a las chicas a beber, entre muchas otras, llegamos a la conclusión de que "Death Proof" no funciona como ejercicio de imitación del cine Grindhouse que sueña ser.

A esta cinta le hubiera venido muy, pero que muy bien, una reducción drástica de diálogos verborreicos, un mayor tiempo dedicado a las persecuciones y a la acción, y sobretodo, una mayor autoconciencia de cutrez. Con esto último quiero decir que mientras que Rodriguez es plenamente consciente de que está rodando una verdadera locura cinematográfica y aprovecha eso en su favor creando una obra mucho más que disfrutable, Tarantino parece estar metido en una burbuja idealista y creyendo con todo su corazón que lo que está haciendo es una obra de arte, lo cual acaba actuando en detrimiento de la propia narración. Ni siquiera aprovecha el montaje deliberadamente desgastado de cara a hacer "Death Proof" parecida al tipo de cine al que homenajea, puesto que al cabo de aproximadamente media hora y después de un fragmento en blanco y negro, le da a la película una fotografía perfectamente nítida y apreciable.

Por último y volviendo a Kurt Russell: repito, lástima de personaje. Si Stuntman Mike ha de suponer la resurrección de Russell como actor, apañado va el bueno de Kurt. Mike es un villano totalmente indefinido e incoherente, tan capaz de ser una bestia despiadada como de un momento a otro volverse el mayor gallina sobre la faz de la Tierra. En vista de que Tarantino creó villanos tan memorables como Ordell Robbie, Bill y Budd en anteriores filmes, le perdonaré por esta vez la inclusión de semejante cantamañanas a modo de malo malísimo.

En vista de que "Death Proof" es más un experimento encomiable aunque extremadamente fallido que una película con entidad propia, solo me queda aconsejar desde este blog a Quentin que aprenda la lección y no se deje llevar tanto por su genio creativo/ego de cara a "Inglorious Bastards". La lección es sencilla: muchas veces es mejor pasárselo bien que tener pretensiones de artista. Esta vez Robert te superó, Quentin; otra vez será, amigo.

martes, 27 de enero de 2009

Grindhouse (Parte 1): Planet Terror


En 2007, una de las películas más esperadas era el extraño experimento que se montaron a pachas Quentin Tarantino y Robert Rodriguez [dúo artístico de "amiguetes" donde los haya], "Grindhouse". Este filme iba a suponer el regreso de un concepto olvidado por muchos: el cine de barrio americano, cutre pero con un encanto especial [cobrado con el tiempo], en el cual se proyectaban dos películas seguidas de Serie B o directamente Serie Z junto con trailers igual de casposos que los filmes proyectados. Dichas cintas contenían grandes dosis de hemoglobina y vísceras, amén de una alta carga sexual [para entendernos, el proverbio "Tiran más dos tetas que dos carretas" cobra una relevancia sobrenatural en esos filmes] y mucho lenguaje soez, todo ello rodado con un presupuesto que de ínfimo se traducía en una cinematografía lamentable, actuaciones risibles y efectos "especiales" que de especiales solamente conseguían provocar la risa del respetable. Curiosamente, tal como mencionó Tarantino en el Comic Con 2006 en el acto de presentación de "Grindhouse", los posters de esas películas eran bastante buenos cuando no geniales, resultando mucho mejores que el propio filme al cual anunciaban.

Es en esas que Tarantino y Rodriguez quisieron, junto con otros amiguetes tales como Eli Roth [el perpetrador de esa infame saga llamada "Hostel"] o Rob Zombie [director de "La casa de los mil cadáveres", "Los Renegados del Diablo" y "Halloween: El Origen", además de cantante de Heavy Metal e Industrial], rememorar aquellos tiempos suyos de infancia y juventud [y hacérselos recordar/conocer a los espectadores] y nos trajeron "Grindhouse", una obra de nada menos que tres horas en la cual se proyectaban versiones recortadas de dos películas ["Planet Terror" de Robert Rodriguez y "Death Proof" de Quentin Tarantino] junto con falsos trailers de películas que nunca existieron [entre ellos, "Machete" de Robert Rodriguez, "Thanksgiving" de Eli Roth o "Werewolf Women of the SS" de Rob Zombie]. Las dos cintas que componían el bloque fueron recortadas para su exhibición en cines con un letrero "Bobina Perdida. Disculpen las molestias" a modo de justificación, para acortar la ya de por si excesiva duración de "Grindhouse".

El rotundo fracaso económico que supuso esta obra en Estados Unidos hizo que los productores, en especial Harvey "Manostijeras" Weinstein, distribuyeran "Planet Terror" y "Death Proof" por separado, en sus respectivas ediciones extendidas [mejor dicho, ediciones sin recortar]. Dicha medida, pese a la furia de sus autores y de sus fanáticos empedernidos, garantizaba un mayor rendimiento económico [puesto que al ser dos, recaudarían más dinero al ser exhibidas por separado, por no hablar de que en taquilla una película de tres horas no suele funcionar bien a no ser que lleve el título "El Señor de los Anillos"]. Así fue como Aurum distribuyó en nuestro país la dupla de filmes "Grindhouse", suprimiendo además todos los trailers falsos exceptuando "Machete" de Rodriguez, que fue exhibido tanto en cines como en el mercado del vídeo doméstico justo antes de "Planet Terror".

Me parece menester juzgar ambos filmes por separado, puesto que además de ser radicalmente distintos en cuanto a concepto, argumento y ejecución, tienen niveles cualitativos desiguales entre si. El trabajo de Rodriguez es, cuanto menos, digno de admiración: cogiendo ingredientes dispares [un poco de "Abierto hasta el Amanecer", algún elemento de "El Ejército de las Tinieblas" -la metralleta ensamblada a la pierna de la protagonista-, grandes dosis de George A. Romero, influencias pulp y comic varias...] para realizar un bizarro mejunje que, pese a lo que pudiera parecer, funciona a las mil maravillas.

Me atrevo a afirmar, incluso, que se trata, después de "Sin City", de la mejor película de Rodriguez. Sin lugar a dudas es la más completa [si la vemos en su versión íntegra, claro está], mejor realizada y más disfrutable de toda la filmografía del director mexicano, si exceptuamos claro está la antes mencionada "Sin City" [pese a que gran parte del mérito es de Frank Miller y su obra, hay que reconocer a Rodriguez como pionero en la nueva tendencia de adaptar literalmente cómics a la gran pantalla]. "Planet Terror" tiene todo lo que un espectador ávido de diversión [y poco sensible a altísimas dosis de sangre] puede esperar: acción desenfrenada [que de puro desfase acaba resultando comic], una trama totalmente fuera de control [que la lleva a tomar sorprendentes derroteros a lo largo del metraje], un reparto perfectamente coordinado [a destacar la labor de una muy carismática Rose McGowan, un hipervitaminado y rudo Freddy Rodriguez, una sorprendente Marley Shelton y del muy talentoso Josh Brolin, demostrando una vez más sus tablas interpretativas con un personaje muy poco agradecido], exageradas cantidades de violencia y crueldad y un ritmo narrativo bestial. Todo ello sin olvidar el elevado grado de humor negro que el director aplica a la historia, añadiéndole un risible componente bélico-político [quienes hayan visto la película sabrán de qué estoy hablando] o una crueldad que roza el exceso para con los personajes [llega un momento en que no sabes quién sobrevivirá ni quién será finado].

A los espectadores que busquen un "algo más" de corte artístico y/o creativo, Rodriguez les ofrece guiños cinéfilos en cantidades industriales [eso sí, que nadie espere encontrar referencias al cine de Chaplin en esta cinta; los guiños van en otra dirección] y un tratamiento de la imagen y el sonido tan descaradamente cutre que consigue hacer encantadora a "Planet Terror" desde el primer fotograma hasta su sorpresivo desenlace. Rodriguez [quien se encarga, en un nuevo ejercicio de "Yo me lo guiso, yo me lo como", tanto de guión y dirección como de montaje, música y fotografía] ofrece al buen cinéfilo la oportunidad de reencontrarse con un cine de culto, apenas descubierto en España pero no por ello menos buscado, con un tipo de películas que ya no se hacen, que quedaron en el olvido.

Sin explayarme mucho más, solo añadiré que el trailer de "Machete" es un absoluto despiporre [que por cierto, pronto será convertido en largometraje, sí, por Robert Rodriguez], un perfecto aperitivo/complemento para esta "Planet Terror", que por derecho propio pasa a convertirse en un clásico instantáneo del cine de terror puramente friki, junto con la trilogía de Sam Raimi [no, no la floja trilogía de Spider-Man, si no la trilogía "Evil Dead"] entre otras. Muy recomendable, pese a que no puedo decir lo mismo de "Death Proof".

lunes, 19 de enero de 2009

El cine es incerteza


Después del ciclo de críticas referentes a la saga "Terminator", vuelvo a la carga con el blog para actualizar con una pequeña reseña a modo de reflexión sobre la condición del séptimo arte, no entendido como arte (resultado) en si mismo si no en tanto que profesión (objeto aún por cobrar vida/ser realizado).

El cine es incerteza. Eso queda clarísimo desde el momento en que un cineasta o aspirante (o aprendiz de...) a cineasta quiere dar forma a un intangible como es un guión, un proyecto cinematográfico que solo tiene vida en la mente de quien lo haya imaginado, dicho cineasta está expuesto inexhorablemente al cruel azar. Ya hablé de ello en los dos primeros artículos de este pequeño y humilde blog, y me reafirmo en tales afirmaciones: de nada sirve la planificación si el Destino juega en tu contra.

Os pondré un ejemplo bastante simple: Terry Gilliam. Ayer con Antonio [actor de reparto en mi largometraje "El Deseo Final"] hablábamos sobre este director, y coincidimos de lleno en que se trata, si no del más desafortunado de todos, de uno de los cineastas más gafes de todos los que están presentes en este maravilloso mundo. La lista de desventuras por las que ha tenido que pasar Gilliam a la hora de hacer sus películas es demasiado extensa como para hacerle referencia en este artículo sin alargarlo más de la cuenta. Entre sus particulares odiseas figuran el tempestuoso rodaje de la jamás finalizada "The Man Who Killed Don Quixote" [rodaje que inmortaliza el documental "Lost in La Mancha" o, entre los casos más recientes, el repentino fallecimiento del talentoso actor Heath Ledger, protagonista en la película "The Imaginarium of Doctor Parnassus", filme que Ledger ha dejado a medio hacer, quedando gran parte de sus escenas sin rodar y perdiendo Gilliam casi toda la financiación de la cinta [puesto que Ledger también ejercía de productor].

Gilliam es la prueba fehaciente de que en el cine está bien tener una buena planificación, pero mucho más importante es saber resolver los escollos con imaginación y talento. Esta es la diferencia entre un buen cineasta y un mediocre: la capacidad de sobreponerse a las incidencias con ingenio y encontrar soluciones creativas a los problemas que surgen, que en algunos casos, rozan lo sobrenatural [ahí dejo el pequeño guiño a las famosas "maldiciones" en los rodajes de Hollywood: "El Exorcista", "Superman", "Poltergeist"...].

Esta reflexión la escribo basándome en un criterio estrictamente basado en mi propia [y por el momento, escasa] experiencia como aprendiz de cineasta, y especialmente, en el tempestuoso rodaje de mi primera película, "El Deseo Final", un rodaje que se ha llevado un año y medio de mi vida, ha tenido muchas bajas en el casting, tuvo dos reescrituras del guión e incluso padeció la destrucción del metraje debido a un devastador virus informático. Si aún después de leer esto discrepáis conmigo en lo que he escrito, adelante, en eso se basa el sistema democrático, en la diversidad de opiniones y la libertad de expresión. Yo por mi parte lo reitero: el cine es incerteza.

miércoles, 14 de enero de 2009

Terminator 3: La Rebelión de las Máquinas -- Una trilogía mal culminada


Verano del año 2003: creímos que todo había terminado. Que, tal como dijo Sarah Connor, había lugar para mirar el futuro y afrontarlo con esperanza. No era el caso. La saga "Terminator" aún no había dicho su última palabra. Visto lo visto, ojalá lo hubiese hecho.

Porque lo que nos vino dado en 2003 no fue más que un burdo intento de hacer caja de forma fácil, contentando tanto a fans acérrimos que pedían una tercera entrega de la saga, como a espectadores palomiteros que únicamente aspiraran a ver un vulgar espectáculo repleto de explosiones y demás trucos de pirotecnia barata [narrativamente hablando], cosa que las dos entregas dirigidas por James Cameron nunca fueron.

Repasemos el panorama: Cameron, aproximadamente seis años después del bombazo nuclear "Titanic", no estaba precisamente por la labor de resucitar a sus retoños, hallándose como se hallaba en plena degustación de paté de jabugo y demás exquisiteces reservadas a los ricachones. En su nueva condición de todopoderoso dentro del séptimo arte, James decidió retirarse por un tiempo y relegarse a las tareas de producción, cargo dentro del cual produjo series como "Dark Angel" [el pistoletazo de salida de Jessica Alba, que marcó su entrada al estrellato]. Como director, se encargó de una serie de documentales en 3-D que abarcaban el mundo submarino, y participó como productor en otros tantos, como "The Lost Tomb Of Jesus". Dichos documentales sirven como curiosidad y están relativamente bien, no destacan en términos narrativos pero es de perogrullo admitir que la tecnología con que fueron rodados es digna de elogio.

Volvamos a "Terminator". La saga había llegado a un punto clave tras el desenlace de "El Juicio Final". Entonces, la decisión a tomar por parte de los productores era: ¿hacemos un refrito, intentando reproducir paso a paso lo realizado por Cameron, o bien intentamos algo nuevo y original, dándole un giro a la franquicia y finalizándola como es debido? Lamentablemente, optaron por lo primero: "Terminator 3: La Rebelión de las Máquinas" es una copia tan descarada de "El Juicio Final" que parece escrita con una plantilla, lo cual es casi comprensible si tenemos en cuenta que detrás del libreto están John Brancato y Michael Ferris, autores del libreto de "The Game" [buena película, salvada casi en su totalidad por David Fincher y Michael Douglas, eso sí], pero también de guiones como "La Red" [alias "Sandra Bullock goes Hacker"] o "Catwoman" [el bodrio de Halle Berry, para más señas], lo cual no dice mucho en su favor. A esto sumémosle la sustitución del maestro Cameron por Jonathan Mostow, artesano simplemente competente pero sin atisbo de personalidad propia, la ausencia voluntaria de Linda Hamilton [con lo cual Sarah Connor es literalmente borrada del mapa] y la sustitución de Edward Furlong [por aquel entonces ya limpio en lo que a drogas se refiere] por Nick Stahl, y obtendremos el resultado: un descafeinado remake de "Terminator 2: El Juicio Final".

Ahora tenemos a una atractiva T-X [el nombre no es demasiado sutil, más teniendo en cuenta que sale con un vestido de Eva al inicio de la cinta], interpretada con cierta malévola convicción por Kristanna Loken, dispuesta a exterminar a todos los futuros líderes de la resistencia, incluyendo John Connor y Kate Brewster [Claire Danes, aún no sé cómo acabaste en esta cinta]. Con esta premisa, reaparece el T-800 [Schwarzenegger recauchutado para que parezca que sigue en 1992] y, de nuevo, se repite el esquema narrativo del "corre que te pillo" constante. Lamentablemente, donde Cameron añadía a lo ya visto una profundización en ciertos metatemas y la sublimación de un argumento y un género, Mostow solo añade rutina. Rutina espectacular, eso sí. Y es que todo ha ido a más: la destrucción, antes moderada y creíble, se ha convertido en una acumulación de escenas estruendosas [repletas de efectos digitales, cómo no] sin sentido alguno; lo que antes era una tensión creíble y palpable [la amenaza del Terminator malvado, vamos] ahora simplemente es una sucesión de secuencias de persecución, concatenadas con alguna que otra revelación sorpresiva y enlazadas entre si con la estructura de un videojuego [Next Stage].

Otro factor negativo a tener en cuenta: el humor. Se ha infantilizado en exceso la narración, añadiendo innecesarios gags en partes que no las necesitan, dando como resultado momentos que producen vergüenza ajena. Para muestra, un botón: el T-800 llega del futuro, desnudo, cómo no. Entra en un bar de carretera [igualito que en "El Juicio Final", seamos malpensados y dudemos de la creatividad de Brancato y Ferris], y, en lugar de pelear con unos huraños motoristas para conseguir la ropa de uno, se la pide a un stripper locaza que le evade con un gesto de su mano. Terminator le apreta la mano, causándole un dolor indecible al bailarín, y [aquí es cuando negamos con la cabeza, incrédulos] le pide la ropa a la mano. El chiste culmina cuando nuestro querido Governator sale del bar ataviado con ropa de cuero [curioso resulta que se ajuste a su cuerpo, teniendo en cuenta que el stripper gay era más bajito y mucho más delgado que Schwarzenegger] y se pone sus sempiternas gafas de sol. Un mito de nuestra infancia se nos cae al suelo cuando vemos que los lentes que se pone el robot son una horterada con forma de estrellitas.

Para rematar, la música de Marco Beltrami no hace uso en casi ningún momento del magnífico tema de Brad Fiedel [apareciendo este solamente durante los títulos de crédito finales], y el guión de Brancato y Ferris demuestra que dichos escritores no entienden la esencia de los personajes [reduciendo, entre otros errores garrafales, a John Connor a un drogadicto sin capacidad alguna de liderazgo]. Dicho todo esto, pudiera parecer que estoy crucificando esta película: ni mucho menos. Con todo, es una cinta entretenida, que hace gala de un buen ritmo y pulso narrativo [la labor de montaje es cuanto menos elogiable], buenos efectos especiales [ojalá la mano de Stan Winston y los efectos artesanales hubieran hecho acto de aparición más a menudo], un reparto cumplidor [todos hacen lo que pueden con un libreto tan esquemático y simplón] y una dirección más artesanal de lo que cabría esperar, en la cual se aprecia que después de todo Mostow no era una mala elección [pese a que hubiese sido preferible alguien como John McTiernan, en mi humilde opinión]. No, "Terminator 3: La Rebelión de las Máquinas" no me parece mala, simplemente me parece un desenlace mediocre a una saga prodigiosa, medianía fílmica que cuenta con una sola virtud que destaque: un final sorprendente, devastador y anticlimático.

Ahora, en vista de la floja acogida de esta tercera entrega, del reavivado interés por el universo Terminator que ha propiciado la aparición de la serie "The Sarah Connor Chronicles" y, obviamente, la llamada del poderoso caballero Don Dinero, los productores han decidido partir de cero y comenzar una nueva trilogía, liderada por Christian Bale en el papel de John Connor. Coescrita por Jonathan Nolan ("El Caballero Oscuro"), los avances y fotografías que hemos ido viendo auguran un filme bastante mejor que este, pese a que la labor de dirección ha caído en manos de un nombre no demasiado alentador: McG, director de esas abominaciones chuflísticas llamadas "Los Ángeles de Charlie" y "Los Ángeles de Charlie: Al Límite". Con todo, mantengo mi confianza en que la nueva línea argumental, situada en un futuro totalmente distinto a lo expuesto en anteriores entregas, puede dar mucho juego para unas narraciones de calidad. Veremos.

Finalmente, os dejo una valoración personal de cada entrega de la saga, dando por concluido el tríptico de críticas:

-Terminator: 9,5/10

-Terminator 2 El Juicio Final: (Montaje de cine) 9/10 (Montaje Extendido) 10/10

-Terminator 3 La Rebelión de las Máquinas: 5,5/10

martes, 13 de enero de 2009

Terminator 2: El Juicio Final -- La consagración de Cameron en el imaginario colectivo


Segundas partes nunca fueron buenas, dice el refrán. Pese a mi manifiesta oposición a los refranes [magnífica forma que tuvieron los poderosos en su día para mantener idiotizado al pueblo, de tal forma que todo lo redujeran a refranes del tipo "Más vale pájaro en mano que ciento volando" -dixit, más vale que te conformes con tu pobreza, trabajador, no vaya a ser que lo pierdas todo por rebelarte contra tus amos-], debo admitir que este en concreto, magnificado gracias a la patológica secuelitis aguda que aqueja al séptimo arte en los últimos tiempos, sí me parece un refrán con algo de verdad incorporada.

"48 horas más", "Los Padres de Él" [con el poco sutil título original "Meet the Fockers"], "Speed 2" [Dios nos libre de ésta...]... Hay centenares de ejemplos de secuelas poco agraciadas, que vendrían a ser la hermana fea de la primera entrega. Mas huelga decir que también hay agradables excepciones [como toda buena regla que se precie]: "El Imperio Contraataca", "Regreso al Futuro 2", "Indiana Jones y el Templo Maldito", "El Caballero Oscuro", "X-Men 2"... Curiosamente, James Cameron es uno de esos cineastas que, las pocas veces que rueda una secuela, es un filme o bien perfectamente equiparable al original, o bien netamente superior [si exceptuamos "Piraña 2", película que fue dirigida en mayor medida por la segunda unidad y por el productor, y el guión que escribió para "Rambo: Acorralado 2", cambiado hasta la última sílaba]. Ahí están "Aliens: El Regreso" [cinta que no supera pero tampoco desmerece en absoluto a la magistral "Alien: El Octavo Pasajero" de Ridley Scott, debido al tono que Cameron le dio a la secuela, totalmente distinto] y "Terminator 2: El Juicio Final" para demostrarlo con creces.

¿Cuál sería la mejor forma de realizar una secuela [nacida por una exigencia monetaria más que artística, todo hay que decirlo] para una película que ya tenía un desenlace cerrado? Muy sencillo: dándole la vuelta por completo al concepto, convirtiendo al T-800 asesino (Arnold Schwarzenegger) en el protagonista de la narración, transformándole en un Terminator protector. Luego, situemos la acción años después de su predescesora, convirtamos a Sarah Connor en una psicótica internada en un manicomio; pongamos a un John Connor (hijo que Sarah y Kyle Reese engendraron en la primera parte), no solo nacido, si no ya en plena y alterada etapa adolescente [convertido en un delincuente juvenil]; creemos a un nuevo villano, tan memorable como el T-800: el T-1000, que no solo es una burda imitación con otro rostro del T-800, si no que sus creadores [Cameron y su equipo] se estrujaron la sesera para darle características propias y novedosas; y suma y sigue.

Aderezar todas estas novedades con un buen guión, un ritmo constante (sin precipitarse ni caer en el frenetismo gratuito, o bien amodorrar la trama con escenas innecesariamente alargadas), una dirección magistral, más presupuesto que la anterior entrega, un reparto en perfecto estado interpretativo [incluyendo una joven estrella, Edward Furlong, que acabaría convertido en un estrellado], efectos visuales insuperables [la recreación del futuro apocalíptico y las transformaciones -efecto metal fundido incluido- del T-1000 son ya parte de la historia del cine, gracias a la magia obrada por Industrial Light & Magic], y obtendremos como resultado no solo una de las secuelas mejores y más completas de la historia del cine, si no un clásico inmediato de su género [en este caso y al contrario que la primera "Terminator", el género de acción en mayor medida que el de ciencia ficción], una segunda parte que no se limita a rehacer plano a plano su antescesora añadiendo más acción y estupidez, si no que profundiza en un universo apenas tanteado en dicha predescesora, y lo hace más grande, más profundo.

Una segunda parte que no solamente sí es buena, si no que sublima el original en que se basa, y lo inmortaliza, dejando la huella de su madre y la suya propia en el firmamento cinematográfico. Lástima que no pueda decirse lo mismo de "Terminator 3: La Rebelión de las Máquinas". Pero eso, amigos, es carne para otro artículo. Mientras tanto, me despido con un Sayonara, baby.

lunes, 12 de enero de 2009

A los extremistas y a los fanáticos: solo un azote os ayudará.



Con este vídeo no es mi intención generalizar. No voy a afirmar que todos los musulmanes agreden a sus esposas. En muchas ocasiones no es tal el caso: igual que existen cristianos, apostólicos y romanos que engañan y pegan a sus mujeres, y los judíos tampoco se libran de tener entre sus filas semejantes especímenes, hay muchos musulmanes que son personas de buen corazón, trabajadores honrados y amantes padres de familia. [No incluyo en esta lista a los budistas puesto que su credo y filosofía prohibe terminantemente cualquier tipo de agresión física o verbal, no ya hacia el sexo opuesto, si no hacia cualquier ser orgánico en general]

No, mi intención únicamente es hacer patente el desprecio que siento por este tipo de comportamiento y a quienes lo promueven. Lo peor de todo es que precisamente son representantes de una organización oficial, la religión islámica, quienes con su actitud y su comportamiento animal, dejan en mal lugar a los practicantes de bien. Estas muestras de irracionalidad [y actos de una monstruosidad fuera de toda duda como el 11 de septiembre de 2001] son las que dejan en mal lugar a un colectivo entero, las que dan motivos a racistas, monoteístas y detractores para que escupan su veneno y pongan al ciudadano de a pie en contra de toda una etnia/asociación/colectivo. Lo gracioso es que precisamente estos fanáticos luego critican a Occidente por no permitir su integración en nuestros países y estilo de vida. A ver si va a resultar que el pez se mordió la cola a propósito...

Por eso, os dejo esta joya, para que admiréis la ignorancia y la irreflexión en su máximo esplendor, y, al igual que servidor, les dediquéis la sonora frase: "Si eres alguien con cabeza, serás libre. Si eres un extremista y un fanático, entonces solo un azote te ayudará."

sábado, 10 de enero de 2009

Terminator -- Creando una nueva ciencia ficción


De un sueño que Cameron, convaleciente en la cama por una fiebre aguda, tuvo en Roma, surgió uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción moderna. El sueño en cuestión era este: un esqueleto de ojos rojos se abría paso entre las llamas. ¿Os suena de algo esta estampa? Si habéis visto la película, sabréis de lo que estoy hablando: el Terminator, despojado de su carne polimérica, reducido a metal candente, sale del edificio en llamas, dispuesto a exterminar a Sarah Connor de una vez por todas.

En 1984 James Cameron nos regaló una de esas cintas que marcan un antes y un después en el cine: "Terminator", película de bajo presupuesto escrita por el cineasta al mismo tiempo que los libretos de "Aliens: El Regreso" [filme que acabaría dirigiendo él mismo] y "Rambo: Acorralado II" [cuyo guión acabarían moldeando a placer los productores y el propio Stallone, reduciéndolo a poca cosa de lo que Cameron hubo escrito]. Con la ayuda de Gale Ann Hurd [que se casaría con el director en 1985 y romperían en 1989], James imaginó un mundo post-apocalíptico impresionante, que aún a días de hoy sigue siendo difícil de superar tanto por su imagenería visual como por sus efectos visuales, artesanales hasta el punto de dar verosimilitud a todo lo que vemos en pantalla. No en vano, Cameron, su director de fotografía, el nunca suficientemente valorado Adam Greenberg, y el genio de los efectos especiales Stan Winston crearon [maquetas y animatronics mediante] un futuro devastado, con el fin de retratar hasta qué punto el ansia de progreso del hombre podía acabar convirtiéndose en una peligrosa arma de doble filo, hasta el extremo de acabar provocando nuestra propia destrucción.

Una cruda reflexión que se convertiría en una constante en el cine de Cameron: el poder autodestructivo del hombre y los factores que pueden llevarle a cambiar, siempre y cuando esté dispuesto a tomar una serie de decisiones clave. Esta sólo es una de las muchas virtudes del segundo largometraje de James Cameron [el primero fue la infame "Piraña 2: Los Vampiros del Mar"]. Lo demás habla por si solo: escenas de acción no solo frenéticas y con una gran dosis de tensión, si no perfectamente ensambladas con respecto a la trama y coherentes con el devenir de la historia; un guión conciso que cuenta lo justo y necesario, ni más ni menos, tomándose necesarios descansos para dar cuerpo a unos personajes interesantes [no en vano Sarah Connor y Kyle Reese han pasado a la historia como héroes cinematográficos] y aportando a la historia principal unas necesarias subtramas, amén de desarrollar una plausible explicación sobre los viajes en el tiempo y sus consecuencias; interpretaciones muy trabajadas por parte de todo el reparto sin excepción [a destacar los roles de Michael Biehn, Linda Hamilton -futura esposa del director- y por supuesto, Arnold Schwarzenegger, muy convincente en un rol no tan sencillo de interpretar como pudiese parecer, el de despiadada máquina de matar]; la ya mítica sintonía de Brad Fiedel; una magnífica dirección de Cameron, que ya demostraba en esta cinta que es un maestro del tempo y los encuadres, siempre funcionales mas no por ello menos trabajados...

No puede esperarse menos de la obra de alguien como Cameron, minucioso hasta el punto de tardar doce años en estrenar su nueva película [Sí, doce añitos han pasado ya desde "Titanic", y en 2009 James regresa con "Avatar". ¿A lo grande? Veremos.]; exigente hasta conseguir que Ed Harris, después del rodaje de "Abyss", le retirase la palabra; talentoso hasta el punto de no tener (salvo la ya mencionada "Pirañas 2") ninguna película mediocre en su filmografía [menos extensa que la de directores como Spielberg, por ejemplo, pero desde luego mucho más regular y compensada]. Un clásico inmediato, imitado/plagiado hasta la saciedad por cintas que merecidamente corrieron peor suerte [véase "R.O.T.O.R." o "Terminator Woman" -por cierto, grandiosa versión del título original "Eve of Destruction"-].

En definitiva, un clásico imprescindible, que [reitero] marcó un antes y un después en el cine de ciencia ficción, una joya que, pese a ciertos fallos menores [paradojas temporales inexplicadas, por ejemplo] y una estética un tanto anticuada [se nota de muy lejos que eran los horteras años ochenta], continúa tan eficaz y vigente hoy en día como en su tiempo. Si no me creéis, os animo a comprobarlo por vosotros mismos.

miércoles, 7 de enero de 2009

"Hemos ganado una guerra, me siento eufórico"


Esta es una frase dicha por Fernando Sacristán, el padre de un menor que sufrió acoso escolar en el Colegio Suizo de Madrid. Según Sacristán, "a mi hijo los Reyes Magos le han regalado justicia y al Colegio, un camión de carbón negro".

La prueba fehaciente de dicho acoso fue un vídeo grabado con cámara de fotos por uno de los agresores, en el cual se ve cómo le propinan hasta veintiún golpes al chaval. De eso hace ya dos años, y, según su psicólogo, no conserva grandes secuelas. El padre añade que "se ha convertido en un chaval alto y ligón". El Colegio Suizo ha tenido que indemnizar a la famila con 30.000 euros por Daños Morales [puesto que el fallo de la Audiencia Provincial estableció un nexo causal entre el daño moral y "la falta de atención y vigilancia por parte del personal docente".

Repasemos esto con atención: ¿30.000 euros como multa para un colegio? ¿¡Y los padres de los acosadores!? ¿Dónde quedan en todo esto? Porque he leído la noticia de "pe" a "pa" varias veces y en varios medios y en ningún sitio he leído nada sobre los padres. Claro, ¿qué pueden aportar, económicamente hablando, los padres de semejantes joyas de niños, potenciales macarras de instituto? Aquí huele a intento de hacer dinero más que a esfuerzo por hacer justicia. ¿De qué le van a servir al muchacho esos 30.000 euros (dinero que presumiblemente ni llegará a tocar, puesto que quedará en manos de los padres)? ¿Acaso borrará el maltrato que sufrió por parte de sus compañeros y la abulia que hubo de aguantar por parte de sus profesores ante semejante situación? ¿Acaso ese dinero le hará olvidar la humillación de verse grabado en plena agresión, mientras se mofaban de él?

Esta noticia no tiene ni pies ni cabeza, por un motivo muy simple: nada cuadra. La sentencia es incoherente (¿Quién tiene más culpa, los padres de unos niños agresivos y descontrolados, o un colegio repleto de gente que no supo/pudo hacer nada al respecto?), puesto que lo que debería ser un castigo ejemplar pasa a ser un circo; los padres no han elegido al objetivo adecuado a la hora de denunciar el caso de su hijo, prefiriendo el dinero que pudiese aportarles el colegio a la satisfacción de darles una buena lección a los padres de los otros chicos (ojo, no cuestiono que lo hayan pasado mal viendo la situación en que se hallaba su hijo, ni muchísimo menos); y los progenitores de los agresores seguramente no vayan a hacer nada por remediar el reprobable comportamiento de sus hijos, sobretodo porque si son capaces de dejar ir a sus niñatos (¡De apenas once años!) con cámaras de fotos al colegio para que graben semejantes hechos como forma de diversión, es que hay algo que están haciendo muy, pero que muy mal.

domingo, 4 de enero de 2009

Informática aplicada

He aquí los perjudiciales efectos que provoca el nuevo Windows Vista:



Nuevo Windows Vista. Incluso el Joker perdería los nervios con semejante programación. (Buen eslogan, ¿verdad?)

jueves, 1 de enero de 2009

10.000


Este intento de crítica está escrito [al más puro estilo Editing Room] con abundantes dosis de mala uva y sarcasmo. Se trata de un falso guión en el cual se destripa todo aquello "relevante" en la película, así que si, por algún motivo relacionado con un alto grado de sadomasoquismo (respeto todas las opciones de vida, que conste), alguien está dispuesto a perder dos horas de vida en ver esta patraña, avisado queda de que no debe leer esta crítica. A los demás, a los que valoráis el buen cine, solo os digo que espero que disfrutéis de este artículo.

SEC. EXT. TIERRA IMAGINARIA SALIDA DE LA MENTE DE EMMERICH

Cliff Curtis habla sobre una niña de lentillas... perdón, ojos azules a la que acaban de encontrar.

CLIFF CURTIS

Hola, soy Cliff Curtis. Perdonad mi interpretación, durante toda la peli estaré con la sensación de que mi carrera acaba con este mojón.

ALDEANO Nº 1

¿¡Por qué hablamos en inglés, si puede saberse!

CLIFF CURTIS
No importa, el guión está escrito con el culo, es parte de la "lógica" de la peli. Sigamos con los clichés: esta niña, cuya familia está muerta, es parte de una importante profecía que bla, bla, bla, bli, bli, bli...

OMAR SHARIF

Hola, soy Omar Sharif. Me estoy muriendo de hambre y la recesión ha sido devastadora para mi, de modo que no me queda otra que hacer de narrador Voice Off en este engendro. Repetiré con voz desganada absolutamente todo lo que pase en la "trama", a modo de comentarista deportivo. Érase una vez que... ¡A tomar por culo, me voy a llorar a un rincón!

INS. SUBT. UN MONTÓN DE AÑOS DESPUÉS

Steven Strait es ahora un apuesto mozarrón que hace las veces de protagonista, un apuesto guerrero que... Pensándolo mejor, es el equivalente prehistórico a George de la Jungla pero sin la gracia de ese último. La niña de lentillas... ojos azules se ha convertido en Camilla Belle (con lentillas azules, cómo no) cubierta de rastas y vestida con un saco de patatas que Emmerich robó durante la mili. Steven y Camilla se enamoran, por supuesto.

Se produce una cacería de mamuts, o mejor dicho, del mamut, puesto que solamente se caza uno, y además, Steven Strait no es elegido líder de la tribu tal como se le prometió si lograba dar caza al animal en cuestión. ¡Repentinamente a Emmerich le entra la vena Gibson y los malos (árabes, cómo no) secuestran a Camilla, a todas las mujeres del poblado y a todos los hombres que no estaban cazando! ¡OMFG! ¡A eso se le llama tensión narrativa!

SEC. EXT. NIEVE

Steven Strait, Cliff Curtis, Joel Virgel y un personaje al que llamaremos Penac (PErsonaje Negro Alivio Cómico) caminan por la nieve. Planos aéreos que sobraron de El Señor de los Anillos mostrando el paisaje.

SEC. EXT. JUNGLA

Pasamos sin motivo, explicación, ni transición alguna a una frondosa selva donde se encuentran los malos y sus presas.

¡Holy Shit! La cosa empieza a decaer, así que ponemos a algo que ataca a todo Cristo. ¡Un gigantesco híbrido entre dinosaurios y pavos reales!

STEVEN STRAIT

¿¡Qué cojones...!?

ESPECTADOR

¿¡Qué cojones...!?

Cliff Curtis es herido, Penac no hace gracia y los malos escapan con la chica, esta escena bien podría haberse suprimido en la sala de edición.

EDITOR

Te lo dije, Roland.

ROLAND

¡A callar!

SEC. INT. POZO

Después de curar a Cliff Curtis, Steven Strait intenta cazar algo, pero cae a un pozo. ¡Entonces es atacado por un Dientes de Sable! Pero, cuando el animal se encuentra en peligro...

STEVEN STRAIT

¡No me comas si te libero! Voy a saltarme una vez más todo atisbo de lógica y demostraré que, pese a que tu naturaleza tiende a decirte que me descuartices nada más olerme, serás mi amigo y me ayudarás una vez te haya soltado de la trampa.

No hace falta decir que así ocurre.

SEC. EXT. NUEVO POBLADO

El Dientes de Sable ataca al nuevo poblado al cual llegan (lleno de indígenas africanos), pero ahí está Steven Strait para recordar al minino que ahora es bueno, y no pasa nada. A partir de entonces, ¡le consideran el Elegido para cumplir... ¿una SEGUNDA profecía que se mezcla con la primera?!
STEVEN STRAIT

¿Se puede saber quién ha escrito esto? ¡Vaya tomadura de pelo!

HARALD KLOSER

¡Un poco de respeten porrr favorrr! ¡Que además de guionisssta soy ich compositorrrr!

STEVEN STRAIT

¿Ah, sí? Pues ya podrías haberte esmerado un poco, a esta banda sonora solo le hace falta llevar escrito en la carátula El Rey Arturo: Música de Hans Zimmer.

SEC. POBLADO DE LOS MALOS

Steven Strait y Cliff Curtis llegan al pueblo de los malos, ¡donde se construyen pirámides con la ayuda de mamuts con los cuernos cortados! (Lo cual explica la ausencia de mamuts durante la cacería inicial)

Cliff Curtis SE DEJA MATAR POR TRES SOLDADOS QUE APARECEN DE LA NADA.

CLIFF CURTIS

Ahora podré descansar en paz y no tendré que vivir con el remordimiento de haber participado en... esto...

Muere, no sin que antes Steven Strait le haya soltado un emotivísimo discurso "pretencioso-heroico-vacío-de-cojones.
NEXT STAGE: FINAL BATTLE

Se lía la de Dios. Ostias por todas partes (pero con moderación, la peli es PG-13.
STEVEN STRAIT
¡0WN3D!
La música de Hans Zimmer... digo, Harald Kloser suena en todo su esplendor. Al de los efectos especiales le entra un ataque orgásmico y se desata. El espectador pierde neuronas y la paciencia.

Los líderes del poblado (sospechosamente parecidos a alienígenas, no vaya a ser que esto no recuerde a Stargate) son asesinados, no sin que uno de ellos MATE A CAMILLA BELLE.
STEVEN STRAIT

¡Oh, no! ¿Tanto rollo para esto? ¡Guionista, haz algo de provecho y crea un giro de última hora para resucitarla!

Así ocurre. La chica resucita. El espectador lanza las palomitas a la pantalla y abuchea.

OMAR SHARIF

Camilla Belle resucitó, y vivieron felices y comieron perdices. Ahora, disculpadme, me voy a tomar una dosis de ácido sulfúrico. Adiós, mundo cruel.

FINAL ALTERNATIVO

Cuando Camilla Belle abre sus lentillas azules, los alienígenas de Independence Day llegan y deciden poner fin a la abominación de mundo que Emmerich ha creado destruyéndolo por completo. Y así (¡Ahora sí!) es como comenzó el mundo tal como lo conocemos.
FIN