viernes, 19 de julio de 2013

'One Chance': Una oportunidad para vivir

No, si me da que he entrado oficialmente en un bucle de no actualizar regularmente este blog... ¡Y mirad que lo intento, pero siempre surge algo que me hace procrastinar o bien que me mantiene liado hasta tal punto que no puedo tener un rato libre para ello! En fin... Hoy me gustaría hablaros de una reflexión que me sobrevino a raíz de un descubrimiento casual.

Un buen día, no sé cómo, acabé llegando a un vídeo de YouTube que se titulaba 'One Chance Gameplay Worst Ending Ever'. Sin saber de qué podía tratarse y con mucha curiosidad generada por el título, cliqué en el vídeo (que os dejo a continuación, por si queréis ver de qué trata):


De esta manera, acabé descubriendo uno de los videojuegos on-line que mayor impacto han dejado en mí en muchísimo tiempo: se trata de 'One Chance', de Awkwardsilencegames. La premisa de 'One Chance' es sencilla: se juega en el papel de un científico que, en un intento de descubrir una cura milagrosa contra el cáncer, ha desarrollado un virus que no solo destruye las células cancerígenas del cuerpo, sino todas las células del cuerpo humano en general. Por tanto, en seis días todas las células del mundo habrán perecido, y el mundo se acabará. Nada más comenzar, el juego nos lo dice bien claro: tenemos una oportunidad.

Durante los seis días que dura el juego, experimentamos una aventura gráfica en la que podemos tomar ciertas decisiones que acabarán conduciéndonos a uno de los múltiples finales del juego. Una vez lleguemos a uno de estos desenlaces, la programación del juego hace imposible repetir partida y cambiar de opciones, de modo que habremos tenido una sola oportunidad. (Aquí no entro en las formas de engañar al sistema y lograr eliminar los datos de partida para tener más oportunidades, ya que sería desviarme del tema y además ya se ha hablado más y mejor sobre eso.)


Sin embargo, aquí hay trampa. Llegados a este punto, si tenéis curiosidad por 'One Chance' y queréis evitar los spoilers, os recomiendo que dejéis de leer. Sin aun así queréis llegar a la reflexión que me suscitó, pues nada, ¡a seguir leyendo!

SPOILERS DE AHORA EN ADELANTE

La trampa es que el juego no ofrece final feliz alguno. Leyendo, investigando y viendo reacciones de jugadores en foros, he descubierto que la mayoría de opciones conducen a dos finales en que el protagonista pierde a su familia: en uno de estos finales, un psicótico compañero de trabajo va a tu casa, asesina a sangre fría a tu mujer y a tu hija, y se ahorca, dejándote un agónico día más de vida en el que, o te suicidas tirándote por la azotea de tus oficinas, o te sientas en un parque a morir solo por el virus; en el otro, tu mujer se suicida debido a que te has pasado todos los días yendo a trabajar para encontrar una cura al virus.

El único final "positivo" es uno en que, después de haber ido a trabajar todos los días, te sientas en un parque junto a tu hija Molly después de haber encontrado la cura. Sin embargo, es una victoria pírrica, ya que casi toda la humanidad ya se ha extinguido, y pese a que ambos se curan y se salvan, les tocará vivir en un mundo deshabitado esperando a morir en un entorno inhóspito, en tierra yerma. Y nuestra última oportunidad de disfrutar de nuestra familia ha perecido, ya que en este final la madre también ha muerto.


Los creadores querían poner de manifiesto la idea de un videojuego en que cada decisión cuenta y ha de ser cuidadosamente meditada, cosa que no deja de ser una interesante reflexión para los tiempos del replay button y de la hiperfragmentación de contenidos y opciones en que vivimos. Sin embargo, a mí me ha suscitado otra reflexión más: es más importante vivir que esforzarse en no morir.

Es una perogrullada, lo sé, pero aun así me parece lo bastante significativa como para dedicarle unas líneas: hagamos lo que hagamos, la vida siempre tendrá el mismo final. A fin de cuentas, la muerte es parte natural de la vida y, por tanto, inseparable de ésta. Sabiendo esto, ¿qué es más importante? ¿Dedicarnos por completo a intentar sobrevivir y a ignorar la realidad (trabajando sin descanso, haciendo caso omiso a lo inevitable, aferrándonos a la vida...) o bien vivir, y disfrutar del tiempo que se nos ha concedido y de lo que la vida nos ha dado mientras dure? No es una elección fácil, pero sí es una elección que tiene consecuencias con las que tendremos que lidiar.


Mucho se ha hablado en el arte sobre esta idea: desde 'Six Feet Under' (la muerte como un elemento que planea constantemente sobre nuestras cabezas) hasta 'The Fountain' (la aceptación de la muerte como algo inevitable y la superación del dolor para dar paso a la aceptación y a la felicidad) pasando por 'Melancholia' (distintas formas de encarar el inevitable fin del mundo), podemos encontrar estas reflexiones en cientos de obras tanto cinematográficas como televisivas, literarias...

No se trata de un post depresivo ni nada por el estilo; simplemente estoy compartiendo el impacto y la reflexión que 'One Chance' ha dejado en mí, cosa que también lograron las obras anteriormente mencionadas. 'One Chance', a fin de cuentas, es un estudio sobre el peso que nuestras decisiones tienen en el discurrir de nuestras vidas, y sobre cómo valorar lo que es realmente importante (la felicidad, la familia, amar a quienes nos aman, disfrutar de nuestro paso sobre el mundo) por encima de aquello nimio o directamente irresoluble. Me parece un planteamiento interesantísimo y muy valiente (tal vez no original o pionero, pero al César lo que es del César), y he considerado interesante escribir sobre ello.

De propina, os dejo dos artículos muy currados sobre el juego, que me han servido principalmente para documentarme:

miércoles, 12 de junio de 2013

Lo que está por llegar...

Hace mucho que no actualizo este blog, lo sé. Y siempre me fijo el propósito de escribir más a menudo, pero durante todo el mes de mayo estuve ocupado y sin un momento de respiro debido a las últimas prácticas y exámenes de mi carrera. Ahora me encuentro en el primer momento de calma que he tenido en mucho tiempo, y se me pasan muchas cosas por la cabeza. Lo reconozco: me siento bastante nostálgico estos días, nostálgico por un lado y, en cierta medida, temeroso y expectante por el otro. Intentaré ser conciso y no caer en la parrafada. Lo intentaré.

Ya han pasado cuatro años desde que me inscribí en la Universitat Rovira i Virgili, en Tarragona. Ahora, pasados estos cuatro años, me encuentro en un periodo de incertidumbre total: estoy buscando trabajo, cosa bastante utópica a días de hoy, teniendo en cuenta cómo están las cosas. ¿De qué espero trabajar? Sinceramente: no está el horno para bollos ni el panorama como para ser delicado, así que trabajaría de lo que fuese con tal de ganarme la vida y de sentirme útil, realizado.


Sin embargo, tengo más clara la respuesta a la siguiente pregunta: ¿qué espero de la vida a medio/largo plazo? O, dicho de otra manera, ¿qué es lo que me hace sentir realizado? La respuesta que me viene a la cabeza es bien clara e inmediata: dirigir e interpretar. Sí, interpretar también. Quienes me conocen saben de sobra que desde hace años dirijo cortometrajes, habiendo realizado también un largometraje (objetivamente bastante lamentable, pero del que inexplicablemente me siento orgullosísimo) y el episodio piloto de una webserie. ¡Cómo no van a conocer esa faceta, con lo que llego a dar el coñazo hablando de mis proyectos!

Pero muchas veces me encuentro con esa preguntita: "Ah, ¿pero también actúas?" No les culpo: es una faceta mía que, pese a que realmente llevo poniendo en práctica bastantes más años de los que llevo dirigiendo, nunca he publicitado tanto. Además, al tener formación estrictamente audiovisual, muchas personas de mi entorno podrían dar por sentado que lo mío es dirigir y que interpretar para mí es un hobby o, peor aún, un capricho. Lo cierto es que interpretar también me apasiona, es algo que me hace sentir vivo y tal vez una de las razones por las que me siento tan cómodo dirigiendo a actores, así como permitiéndoles improvisar una vez empezamos a rodar. Por suerte, me han salido proyectos muy interesantes en ambas facetas, y estoy contentísimo en este aspecto.


Ahora ha llegado el momento de buscarme la vida de una vez por todas y de tomar las riendas de mi destino. Ya no tengo excusa, no tengo unos estudios a los que agarrarme: en el momento en que baje los brazos no me quedará nada con qué justificarme. Y, sin embargo, hay personas que me recomiendan "que no sea tonto", que siga estudiando, que haga un Máster... Yo me pregunto: ¿para qué? Sin ánimo de desprestigiar a los Másters (respeto totalmente a quienes se continúan formando por voluntad propia), vivimos en un país con una tasa de desempleo juvenil que llegó al 57,2%. ¿De qué nos sirve seguir formándonos y formándonos, salvo para pasar el tiempo hasta que esta situación cambie? Si total, al final muchos acabamos o acabaremos emigrando: y esto lo he vivido en primera persona a través de muchos conocidos, amigos y hasta familiares.

Hablo por mí, estrictamente por mí y por nadie más: no me siento con ganas de seguir alargando esta situación. Prefiero negarme a que las cosas son así, a que no se puede hacer nada, a que "es lo que hay". Me niego a aceptar que ahora mi situación es la de haber finalizado unos estudios y, o empezar otros, o irme directo a la cola del paro. No sé qué va a ser de mí ahora, francamente; tampoco sé si, tal como están las cosas, tendré la oportunidad de luchar por mis metas (sí, las llamo metas alcanzables, no sueños) de poder ejercer en mayor o menor medida la dirección audiovisual y la interpretación; ni tampoco sé si conseguiré aquello que me propongo en la vida, sea aquí o en cualquier otro país. No lo sé: como buen momento de incertidumbre, no sé qué va a pasar. Y no me miréis en busca de una respuesta o de una fórmula: yo no las tengo.


Solo sé que he disfrutado muchísimo de estos cuatro años de universidad. Ha habido de todo: alegrías, bajones, estrés, momentos de calma... Y también puedo decir que he tenido la inmensa suerte de hacer buenos/as amigos/as, de conocer a personas maravillosas, de aprender muchísimo tanto dentro como fuera de las aulas, de tener todo tipo de vivencias, de trabajar en varios sectores... De vivir, en definitiva. Ha sido una etapa preciosa que, con sus más o sus menos, no cambiaría por nada.

Ahora estos cuatro años ya se han esfumado, ya han pasado: llegó el momento de aceptar que una etapa acaba aquí. Y que otra empieza aquí, en este mismo punto. Con sus más, con sus menos, con sus esperanzas y sus dudas. ¿Me irá bien? No lo sé. ¿Conseguiré lo que me propongo? Tampoco lo sé. ¿Lucharé por ello? Por descontado que sí, cueste lo que cueste. Mi principal meta no es la de conseguir mis ambiciones, sino sencillamente la de salir adelante, la de hacerme un lugar en este complicado mundo, y la de ser feliz y luchar cada día por ser la persona que quiero ser en la vida.

Nueva etapa: allá vamos.

Crisis = Peligro + Oportunidad

martes, 23 de abril de 2013

¡Nuevo cortometraje como director!

Llevo ausente de este blog bastante tiempo, como puede apreciarse a juzgar por el lapso de tiempo comprendido entre la última entrada (mi crítica a la obra teatral 'L'Onada') y ésta: más de un mes.

Hay muchas razones para esta ausencia: la universidad, trabajo, ensayos teatrales... Pero sobretodo hay dos motivos de mucho peso: el primero es toda la preproducción de la Temporada 1 de la webserie 'GENOMA', cuyo trailer dejo posteado bajo este texto para quien quiera verlo.



Por otro lado, el segundo motivo y el que me trae más de cabeza, debido a lo relativamente poco que falta para su estreno y la gran cantidad de trabajo que queda por hacer, es mi nuevo cortometraje como director: 'Los Reflejos de Lola'.

Pese a las múltiples dificultades que surgieron durante los intensísimos dos días de rodaje que tuvieron lugar en Lleida (territorio hasta entonces desconocido para mí), es un proyecto por el que siento enormes cantidades de cariño y que espero poder difundir más que ningún otro cortometraje que haya realizado anteriormente.

Y es que, desde que leí el guión de Tania Palomar, supe que me iba a encantar dirigir esta farsa de tintes almodovarianos: ¡nada podría alejarme más de mis "pistolitas" y de mi amor por el cine de género que una historia así! Con todo, me sentí muy cómodo pasándome al terreno de la tragicomedia, y espero de todo corazón, una vez que podáis ver el resultado, que el cortometraje acabado esté a la altura de lo que me gustaría ofreceros.

Lo mejor de todo, eso sí, fue trabajar rodeado por un gran equipo creativo, interpretativo, técnico y sobretodo humano: 48 horas casi intensivas de trabajo es mucho tiempo y motivo más que suficiente para que se generen tensiones o diferencias, pero en todo momento me sentí respaldado y parte de algo más grande de lo que imaginaba. Todo ello sin contar la espectacular labor de producción que ejerció Elisenda Sánchez a la hora de conseguir todo lo necesario y mucho más, ni las maravillosas interpretaciones de Beatriu Castelló, Andy Fukutome y Yaneys Cabrera, entre otros/as.

Por ahora, y en exclusiva en este blog, os presento a la protagonista: Lola, la gran Lola (interpretada por esa magnífica actriz y persona que es Beatriu Castelló, de Planeta Impro).


miércoles, 20 de marzo de 2013

'L'onada': Manipulación social en el Teatre Lliure

Hará casi una semana que se estrenó, en el Teatre Lliure de Barcelona, la representación 'L'Onada' dirigida por Marc Montserrat Drukker y escrita por Ignasi García May. Está basada en un experimento real que Ron Jones, un profesor y escritor que llegó a ser nominado con un Pulitzer, llevó a cabo en una de sus clases para demostrar a sus alumnos qué fácil es acabar formando parte de un sistema totalitario

Ron simuló crear un movimiento estudiantil llamado La Tercera Ola (evidente referencia al Tercer Reich alemán) a través del que adoctrinó durante un tiempo a sus estudiantes bajo los preceptos de la disciplina, de la comunidad y de la acción. El resultado: dichos estudiantes comenzaron a someterse incuestionablemente al poder de La Tercera Ola y a divulgarla entre otros alumnos de su instituto, volviéndose radicales en su defensa hacia este movimiento.


Personalmente he de decir que tuve ocasión de asistir al ensayo general que tuvo lugar el pasado domingo 10 de marzo en el Teatre Lliure, y quedé muy gratamente sorprendido, además de impactado, por la obra que acababa de ver. La calidad de todos los elementos que componen una obra estaba en perfecta armonía,  todo funcionaba como un reloj suizo

La calidad del texto es indiscutible, dando como resultado una obra que, pese a durar dos horas y cuarto a las que hay que sumar un intermedio de diez minutos, es ágil y apasionante en todo momento; el tempo está calculado con precisión para evitar arritmias y caídas de interés; la dirección, ayudada por un buen diseño de producción y un gran trabajo de iluminación y sonido, focaliza adecuadamente los puntos de interés y facilita a los espectadores la comprensión de la obra... Todo juega en beneficio del guión, pieza esencial del rompecabezas y columna vertebral de todo este entramado narrativo.


Pero, sobretodo, lo que hizo que me sintiera dentro de la obra (pese a la distancia que se establece entre los asientos de los espectadores y la Cuarta Pared en la que transcurre la función) fue el reparto: es uno de esos repartos de actores y actrices en los que nadie se pisa, nadie se obstaculiza, nadie se ensombrece. Claramente, hay que destacar la monumental labor de Eduard Farelo (consolidado actor donde los haya) dando vida a Ron Jones: no solo es quien lleva casi todo el peso de la obra sobre sus hombros, sino que tiene la dificultad de dar vida a una persona real y darle una carga dramática. En resumen, en esta obra Farelo tiene la responsabilidad de dar vida a un personaje complejo y con aristas, y al mismo tiempo la de respetar al verdadero Jones. ¡Todo un reto del que sale más que airoso!

Sin embargo, un gran protagonista necesita de buenos secundarios que le respalden: en ese sentido, el joven reparto cumple sobradamente. Cada actor/actriz da vida a un personaje distinto y reconocible, y aunque inicialmente todos estos roles parecen estereotipos ya conocidos de los high school norteamericanos, acaban sorprendiendo y superando la barrera del tópico para mostrar su verdadera naturaleza. Alba Ribas, Boris Cartes, Malcolm McCarthy, Marta Ossó, Andrea Ros, Joan Sureda y Martí Salvat: no quiero dejarme a ninguno porque todos hacen un gran trabajo, cada uno/a en su personaje.


En resumen, 'L'Onada' es una obra muy recomendable tanto por la calidad de su libreto como por su logradísima ejecución, y sobretodo por la profundidad de su mensaje: es muy fácil juzgar a quienes permitieron el auge de los totalitarismos del Siglo XX por sus actos, pero es aún más fácil caer en esas mismas acciones y repetir los errores del pasado si no nos mantenemos firmes y extremadamente críticos con quienes pretenden adoctrinarnos y cambiar nuestra conducta.

lunes, 28 de enero de 2013

Talento de Tarragona 2: Jesús Monllaó


Jesús Monllaó Plana, nacido en Tarragona en 1967, ha sido y es un soñador incansable desde que comenzó a tener uso de razón. Licenciado en Filología Anglogermánica y con una amplia experiencia como profesor en centros como L’Estonnac-L’Ensenyança de Tarragona, el IED Barcelona o la Universitat Autònoma de Barcelona, ha compaginado estas y otras actividades con su sueño: hacer cine. Así pues, nos hallamos ante un creador -entre cuyas obras figuran multipremiados cortometrajes como 'La Mirada Oblicua' (2000), 'Glòria' (2002) 'El Legado' (2004, incluido en la colección Los Mejores Cortos del Cine Español 2006)- que ha tenido la oportunidad de dirigir recientemente su primer largometraje, 'Hijo de Caín', con actores de primera categoría y un gran equipo humano respaldándole.

David Hidalgo: En primer lugar, ¿podrías explicarme cómo surgió tu vocación de cineasta?

Jesús Monllaó: Pues fue una especie de accidente. Yo iba para profesor universitario, me estaba formando en un Master en Estudios Postcoloniales en Kent (Reino Unido) cuando descubrí que me gustaría más contar mis propias historias que criticar las de otros.

DH: Tengo entendido que pasaste un tiempo en Londres. ¿Qué diferencias encontraste entre cómo funciona España y cómo funciona el Reino Unido, tanto en lo cultural, económico y laboral como en lo cinematográfico?

JM: En Londres realicé incursiones estudiantiles y profesionales. En aquél entonces yo era un cortometrajista kamikaze, y me sentí tan desprotegido allí como aquí. No conozco cómo funciona el mundo profesional del cine allí, ya que no lo viví, pero a tenor de algunas pelis, mal del todo no lo deben hacer, ¿no?

DH: ¿Qué podrías decirnos sobre la situación actual del cine español? ¿Crees que hay salida?

JM: Pues claro. A la gente le encanta que les contemos historias. Contémoslas bien… Las películas se ruedan incluso durante las guerras, no hay excusa para no seguir haciendo cine.


DH: Habiendo dirigido tu primer largometraje, 'Hijo de Caín', ¿cómo te sientes al haber conseguido semejante hazaña?

JM: ¿Hazaña? Bueno, el cine tiene algo de épico en sí mismo, de heroicidad, es cierto… Pero ahora que mi película está “en la lata”, como suele decirse, de lo que tengo realmente ganas es de enfrentarme a una nueva historia. Me siento exhausto pero contento con el resultado.

DH: ¿Podrías compartirnos con nosotros qué te pareció la experiencia de trabajar con profesionales consagrados como José Coronado o Julio Manrique?

JM: Estos actores me han hecho sentir que valgo para esto, que he sido capaz de comunicarme con ellos a muchos niveles. Me siento orgulloso de que hayan confiado en mí y de que hayan puesto su imagen y su prestigio a mis órdenes. Se han puesto en mis manos y yo he procurado corresponder haciendo que sus interpretaciones “luzcan”.

DH: ¿Y qué se siente al tener la oportunidad de rodar tu primera película en tu propia “casa”, en Tarragona?

JM: Pues una sensación de haber cerrado el círculo. Aquí empecé con mis cortos y aquí he terminado mi primer largo. Siento que ahora se abre ante mí un mundo de posibilidades que abarca, literalmente, el mundo. Me siento muy orgulloso del resultado de la película y espero que Tarragona note el amor que he puesto en ella.

DH: Sé de buena tinta que tu cinta contó con el apoyo de la Tarragona Film Office a la hora de buscar localizaciones y de difundir mediáticamente la película, ¿en qué medida colaboraron con vosotros?

JM: En la medida que colaboran los locos convencidos, en todo. Han sido resolutivos, eficientes, empáticos y sobre todo, generosos en su acercamiento profesional al film.


DH: ¿Crees que Tarragona y las instituciones públicas fomentan suficiente la creación artística y la producción cultural en esta ciudad/provincia?

JM: Bueno, ahora mismo esta pregunta tiene truco. Con la gente siendo desahuciada y los niveles de paro por las nubes parece una frivolidad hablar de ayudas a la cultura. Pero sin la presencia del debate que la cultura genera suceden precisamente cosas como las que estamos viviendo, el resquebrajamiento de los fundamentos éticos de una sociedad que nos ha llevado al pozo en el que estamos sumidos. Hay muchas cosas que nos pueden salvar de toda esta gran estafa, y la cultura es una de ellas.

DH: A nivel estrictamente personal… ¿Quién es Jesús Monllaó, no el cineasta, sino el hombre?

JM: Jesús Monllaó, el hombre, es un ser asustado que en su miedo a desaparecer se lanza a vivir cada minuto como si fuera el último, ama con todas sus fuerzas y se come la vida a dentelladas.

DH: Y, ya por último, ¿qué aconsejarías a los futuros cineastas de cara a sus proyectos actuales o de mañana?

JM: Que busquen dentro de sí mismos antes de explorar lo que les rodea, que tengan los arrestos de hacerse esas preguntas que pocos se atreven a formularse y que, si aún les quedan fuerzas, traten de contestarlas… sólo siendo honestos consigo mismos serán capaces de ser honestos con los demás y generar proyectos que les diferencien.

D.H.: ¡Muchísimas gracias por tu tiempo y por tu amabilidad, Jesús! ¡Te deseo la mejor de las suertes para el estreno de tu película, una película que por cierto no me perderé en cuanto salga en los cines!

JM: Gracias a ti por hacer piña con el proyecto. ¡Un abrazo!

(Y como extra a esta entrevista, os dejo con un vídeo de José Coronado hablando sobre 'Hijo de Caín'.)



viernes, 25 de enero de 2013

'Django Desencadenado': Tarantino reinventa el western


Southern: American literature about the Southern United States. Characteristics of Southern literature include a focus on a common Southern history [...], a sense of justice, the region's dominant religion (Christianity — see Protestantism) [...], issues of racial tension, land and the promise it brings, a sense of social class and place, and the use of the Southern dialect.

La premisa de hacer el remake de una obra de Serie B de vaqueros protagonizada por un actor blanco, sea una película o bien una serie, y convertirla en una superproducción protagonizada por un actor negro (sin ánimo de ofender con este término) es, sin duda alguna, una empresa arriesgada. Y esto es así porque, en líneas generales, el resultado puede acabar siendo esto:


Eso sí, si quien está detrás de las cámaras y del guión es nada menos que Quentin Tarantino, lo que acaba saliendo de ahí es 'Django Desencadenado'. ¿Y qué es 'Django Desencadenado'? Para empezar, no es exactamente un western. De hecho, el propio Tarantino la definió como un southern (cuya definición da comienzo a esta crítica) en tanto que los temas que plantea están íntimamente ligados a la historia de la franja sureña de los EEUU y a sus ideas sobre la segregación racial. Aun así, 'Django Desencadenado' sí es un western, al menos en esencia: se trata de una obra englobadora que tan pronto abarca las claves que componen el spaghetti western (zooms desbocados, tipografías chillonas, frivolización de la violencia y grandes cantidades de polvo y de suciedad) como rinde un sincero homenaje al western clásico, al psicológico, al revanchista, a las historias de cazarrecompensas...

Y el cóctel multigenérico y multirreferencial que Tarantino plantea no se queda solo en esto, ni mucho menos. Si solo rascando la superficie ya nos encontramos con un western total que pretende hacer un repaso a la historia de este género combinándolo con las bases narrativas del southern, profundizando más podemos ver que el cineasta de Knoxville también ha decidido incluir claras referencias a la blaxploitation: decidme que aquí no veis un guiño a esta película, eso sin contar las esporádicas apariciones de hip hop en la banda sonora del film. 

Por si todo esto no fuese suficiente, Tarantino se permite hacer su propia adaptación del 'Cantar de los Nibelungos', poniendo a Django como un héroe (un Sigfried) que debe liberarse de sus cadenas para enfrentarse al fuego y a la muerte para rescatar a su particular Krimilda (aquí llamada Broomhilda). Todo ello sin olvidar el eje central del film: una larga y ardua venganza contra la esclavitud de los hombres negros, llevada a cabo por "uno de entre 10.000". Si 'Malditos Bastardos' era la venganza del pueblo judío por el Holocausto Nazi, ésta es la particular reflexión de Tarantino sobre la esclavitud y el racismo. Ah, y Spike Lee se equivoca. Yo lo dejo ahí.


Pero si hay una razón por la que todo este combinado de referencias y de géneros funciona, es sencillamente porque, en mi humilde y siempre rebatible opinión, el guión de este film es tal vez el más consistente que Tarantino ha escrito desde 'Jackie Brown'. La historia y su discurrir son más convencionales en esta película, sí; salvo momentos puntuales (ciertos flashbacks o la deliciosa escena de los sacos blancos, que tanto sirve como guiño histórico como resuelve con mucho ingenio una escena de tensión dramática) la historia es cronológicamente lineal, sí; y así sucesivamente. 

Pero, al mismo tiempo, he conectado muchísimo más con 'Django Desencadenado' que, por ejemplo, con 'Malditos Bastardos', y esto quizás sea porque aquí sí me ha dado la impresión de que la historia se mueve con un objetivo claro a través de un hilo conductor bien definido. Mientras que con la historia de los Bastardos me daba la sensación de que Tarantino estaba más ocupado creando subtramas para hacer tiempo hasta el clímax y en demostrarme sus conocimientos sobre cine, aquí realmente he visto a un cineasta con mayúsculas contando una historia, disfrutando con el proceso y, sobretodo, contagiándome su disfrute durante el visionado. Eso sí. al César lo que es del César: la media hora final de 'Django Desencadenado' no llega ni de lejos al nivelazo sentado por el descomunal clímax de 'Malditos Bastardos'.

Sobre el reparto, pues tan bien como siempre ocurre cuando dirige Tarantino: Jamie Foxx tiene la desgracia de llevarse el personaje menos lucido y profundo de todo el elenco (y aun así, se defiende con su carisma y sus frases lapidarias) y Kerry Washington se limita a hacer de princesa codiciada con la mayor competencia interpretativa posible, pero en esta ocasión podemos ver a Christoph Waltz bordando un personaje con unos matices muy distintos al Hans Landa de 'Malditos Bastardos'; a Samuel L. Jackson dando el do de pecho con un siniestro carácter que sorprenderá a propios y a extraños; y también a Leonardo DiCaprio en uno de sus mejores trabajos creando un villano histriónico e irritable que, sin embargo, resulta de lo más divertido a su manera. También tendremos la oportunidad de ver a secundarios como Don Johnson en roles muy trabajados y cameos como el de Franco Nero (el Django original).


De cualquier manera, 'Django Desencadenado' no es una cinta redonda por ciertos detalles: en ocasiones, abusa de un humor un tanto bobalicón (sobretodo en su último tercio); el clímax debería tener lugar tres escenas antes, el verdadero punto álgido del film, en vez de alargar el asunto durante un cuarto de hora más y plantarnos un final algo decepcionante; la banda sonora funciona bien en conjunto con las imágenes pero en ningún momento se alcanza la carga icónica que la música conseguía otorgar a anteriores filmes de Tarantino (véase 'Reservoir Dogs', 'Pulp Fiction', 'Kill Bill' o 'Malditos Bastardos'); y, por último, podría argumentarse que la desaparición de la tristemente fallecida Sally Menke, habitual editora de las películas de Tarantino, ha pasado factura al montaje de esta cinta y que el trabajo de Fred Raskin, pese a ser muy bueno, en ciertos momentos no acaba de estar a la altura de lo que Menke hubiera podido hacer con este mismo material.

Pero todo esto son pequeñísimos detalles, únicamente planteados con el fin de "sacar punta", que en mi opinión no lastran a una obra entretenidísima, narrativamente arrolladora, visualmente espectacular (cortesía del director de fotografía Robert Richardson) y, sobretodo, gigantesca a nivel conceptual y referencial. En definitiva, como prácticamente todo el cine de Tarantino, solo que en esta ocasión he visto a este autor más centrado y dispuesto a entretenerme contándome una historia "bigger than life". Para finalizar esta crítica y dar un cierto fundamento a cuanto he escrito aquí, me gustaría redirigiros a tres críticas muy interesantes que he encontrado sobre el film y en las que, en cierta medida, me he basado para analizarlo:

  • Crítica del magazine Jot Down, por Diego Cuevas

miércoles, 16 de enero de 2013

'Amour' (Michael Haneke, 2012)


Lo nuevo de Michael Haneke ha dado mucho que hablar en los últimos meses: desde su inmejorable acogida en el Festival de Cannes 2012 (donde se le concedió cuatro galardones, entre los que se incluye la Palma de Oro) hasta los ríos de tinta que se han vertido acerca del film, pasando por la desigual recepción que ha tenido entre el público seguidor de Haneke. La mayoría la consideran muy buena o directamente una obra maestra, pero otros en cambio la tienen en cuenta como una obra menor del cineasta austríaco o como una película mucho más sensiblera dentro de su habitualmente despiadada filmografía.

Por mi parte, disiento en gran medida de estas últimas consideraciones: 'Amour' no solo no es una obra menor dentro de la colección de películas de Haneke (tan solo señalaría como obras menores el infructuoso remake estadounidense de 'Funny Games' que él mismo dirigió en 2008 y la algo menos lograda 'El Castillo (de Franz Kafka)'), y desde luego no se trata de una película en absoluto sensiblera. 'Amour' es una experiencia durísima, casi agónica, y no ofrece concesiones ni respuestas fáciles, en la tradición del mejor Haneke. Lo único que la separa de los anteriores filmes de este autor es su planteamiento emocional: si en obras como 'El Vídeo de Benny', 'Funny Games' o 'La Pianista' quería hacer un llamamiento a la deshumanización y a lo enferma que puede llegar a estar la sociedad, en ésta se desvela por fin como un ser humano con sentimientos que entiende lo doloroso que puede llegar a ser ver sufrir a quien amas de corazón.


'Amour' trata sobre las decisiones que estamos dispuestos a tomar cuando queremos a alguien, y también de cuán insoportable es no poder hacer nada para aliviar el sufrimiento de tus seres queridos. Asimismo, también se nos habla sobre el inevitable paso del tiempo, de los efectos de la vejez tanto en nuestro cuerpo como en nuestro comportamiento, y de la misericordia. Haneke sabe muy bien qué se siente al ver que tu vida está llegando a su fin: ya tiene 70 años, de modo que sabe qué se experimenta al llegar a una cierta edad y al notar los efectos físicos/psíquicos que esto conlleva.

Pero sobretodo quienes mejor lo deben de saber son los dos actores principales: Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva están simplemente perfectos en los roles de George y de Anne. Y no digo descomunales o magníficos: digo "per-fec-tos". Son los personajes. Se puede entender por lo que están pasando, se siente su dolor, se despojan de todo artificio y su único vestuario es la realidad emocional. Por eso 'Amour' es tan desquiciante, sobretodo durante sus últimos 45 minutos: es muy doloroso ver cómo una pareja antaño feliz, a la que Haneke (muy astutamente) nos ha presentado en su última etapa de felicidad, cae en un abismo de dolor, humillación, condescendencia, rechazo, miedo y de muerte. Por cierto, que ni se os pase remotamente por la cabeza ver esta cinta doblada. Es un trabajo que solo tiene sentido experimentando en carne propia el trabajo original de los actores, de modo que recomiendo encarecidamente verla en VOSE.


Amparado por su habitual minimalismo visual (eso sí, esta vez contando con una fotografía de Darius Khondji muy rica en contraste de colores y en detalle), por secundarios de lujo como Isabelle Huppert y por un medido pero muy cuidado uso de Schubert, Beethoven y Bach a modo de banda sonora, Haneke vuelve a golpearnos de lleno y a agarrarnos del cuello para no soltarnos. Lo hace mediante escenas insoportables como el frustrante intento de George por alimentar a Anne y también mediante simbolismos como el de la paloma. Pero si en anteriores obras nos golpeaba para darnos de bruces con una realidad mucho más jodida de lo que podemos alcanzar a temer, aquí "nos golpea porque nos quiere" (citando la extraordinaria crítica que Rafa Martín dedica a esta obra en Las Horas Perdidas).

No apta para todos los públicos y decididamente una película muy difícil, pero una experiencia de las que deja pensando. Y sintiendo.

Valoración: Excelente

viernes, 11 de enero de 2013

GENOMA - Poster y trailer de la webserie

¡Muy buenas!

Hoy es un día muy especial, ya que estamos en la antesala del posible estreno online del Episodio Piloto de GENOMA, la que podría ser la primera webserie creada y producida por Triverso.

Y es que, al parecer, mañana sábado día 12 de enero se abrirá el concurso de webseries El Sótano, organizado por Antena 3. Este concurso consta de dos fases: la primera, en la que necesitaremos toda vuestra ayuda, consiste en una fase de votación popular. Una vez finalizada la votación el próximo 29 de enero, los proyectos con mayor puntuación pasarán a la segunda y última fase, en la que serán valorados por un jurado profesional y en la que se decidirá qué proyectos merecen ser producidos por Antena 3 en formato webserie.

Para ir abriendo boca, os dejo con el primer trailer oficial y con el poster de la serie, así como con la página oficial en Facebook. ¡Estad atentos!