Después de dos geniales propuestas veraniegas como "Toy Story 3" y "Origen", llega a las carteleras españolas el último trabajo como director (y actor, y co-guionista, y productor...) de Sylvester Stallone. Tras una maravillosa última entrega de la saga "Rocky" ("Rocky Balboa") y un espectacular y muy disfrutable regreso de Rambo ("John Rambo", "Rambo" o "Rambo IV", como elijáis llamarla), ¿qué podría ofrecernos este artesano hecho a si mismo?
Muy sencillo: lo que Sly nos ofrece con "Los Mercenarios" es una película de acción de las que ya no se hacen, es decir, lo suficientemente sencilla (buenos contra malos malísimos, no necesitamos más), lo suficientemente entretenida (no hay un minuto que sobre dentro del metraje) y lo suficientemente desatada como para conseguir que cualquier aficionado al buen cine de acción lo pase de lujo a lo largo de su hora y media de duración. Da lo que promete, ni más ni menos.
No en vano, tenemos a un repartazo reunido en pantalla: Sly, Jason Statham (nunca existirán suficientes halagos para describir el talento y carisma de este actor), Jet Li, Mickey Rourke, Dolph Lundgren (tanto su personaje como su interpretación son de lo mejorcito de este film), Eric Roberts, Bruce Willis... Viejas y nuevas glorias del cine junto con solventes quebrantahuesos como Steve Austin, Randy Couture y Terry Crews, junto con un cameo en particular que hará las delicias de más de un nostálgico.
Cada personaje, cada escena, cada diálogo ha sido tratado con evidente cariño y un necesario sentido del cachondeo y de la autoparodia: es imposible tomársela en serio, pero tampoco podréis evitar sentir cariño hacia la troupe de protagonistas, ni ignorar que, detrás de los tiros y las explosiones, hay auténtica química entre los personajes. Sumad a esto que el argumento se permite mostrarnos que, aún con su fachada de tipos duros, estos mercenarios tienen su corazoncito y un sentido de la ética y del honor digno del más aguerrido samurai.
Pero es que, además, "Los Mercenarios" es de algo que hacía años que no veía (precisamente, desde la anteriormente mencionada "John Rambo"): una película de acción añeja. Las ostias resuenan a todo volumen, los disparos y cortes sangran (¡Y cómo!) y Stallone no se corta un pelo a la hora de mostrarnos los efectos que su equipo provoca en todo aquel que se interponga en su camino. Llamadme nostálgico si queréis, pero solo por esto, me resulta completamente imposible juzgarla imparcialmente.
Si acaso, podría achacarle que el personaje de Rourke, más allá de la aparición estelar del actor y de un genial monólogo que sirve de detonante moral para el personaje de Stallone a la hora de tomar una decisión, pinta poco dentro de la trama, y, sobretodo, que en el clímax final los cortes de plano en el montaje son tan rápidos que cuesta discernir dónde se encuentra cada personaje y quien es quien. Con todo, son fallos menores que no os impedirán disfrutar del film.
En conjunto, "Los Mercenarios" es una agradable propuesta que Stallone nos regala desde el corazón, un entretenimiento cojonudo hecho para aquellos que añoramos esos tiempos en que el cine de acción se hacía sin pensar en el puñetero "No recomendado para menores de 13 años". Después de haberme tragado mediocridades como "Furia de Titanes" o "El Equipo A" (exponentes del cine de "acción" hecho para usuarios de videojuegos adolescentes), creedme, necesitaba una película como esta. Eso sí, detractores del cine de acción, absteneos de verla. No es vuestra película.
Valoración: 7/10
Nota de la B.S.O. (Brian Tyler): 6/10
Muy sencillo: lo que Sly nos ofrece con "Los Mercenarios" es una película de acción de las que ya no se hacen, es decir, lo suficientemente sencilla (buenos contra malos malísimos, no necesitamos más), lo suficientemente entretenida (no hay un minuto que sobre dentro del metraje) y lo suficientemente desatada como para conseguir que cualquier aficionado al buen cine de acción lo pase de lujo a lo largo de su hora y media de duración. Da lo que promete, ni más ni menos.
No en vano, tenemos a un repartazo reunido en pantalla: Sly, Jason Statham (nunca existirán suficientes halagos para describir el talento y carisma de este actor), Jet Li, Mickey Rourke, Dolph Lundgren (tanto su personaje como su interpretación son de lo mejorcito de este film), Eric Roberts, Bruce Willis... Viejas y nuevas glorias del cine junto con solventes quebrantahuesos como Steve Austin, Randy Couture y Terry Crews, junto con un cameo en particular que hará las delicias de más de un nostálgico.
Cada personaje, cada escena, cada diálogo ha sido tratado con evidente cariño y un necesario sentido del cachondeo y de la autoparodia: es imposible tomársela en serio, pero tampoco podréis evitar sentir cariño hacia la troupe de protagonistas, ni ignorar que, detrás de los tiros y las explosiones, hay auténtica química entre los personajes. Sumad a esto que el argumento se permite mostrarnos que, aún con su fachada de tipos duros, estos mercenarios tienen su corazoncito y un sentido de la ética y del honor digno del más aguerrido samurai.
Pero es que, además, "Los Mercenarios" es de algo que hacía años que no veía (precisamente, desde la anteriormente mencionada "John Rambo"): una película de acción añeja. Las ostias resuenan a todo volumen, los disparos y cortes sangran (¡Y cómo!) y Stallone no se corta un pelo a la hora de mostrarnos los efectos que su equipo provoca en todo aquel que se interponga en su camino. Llamadme nostálgico si queréis, pero solo por esto, me resulta completamente imposible juzgarla imparcialmente.
Si acaso, podría achacarle que el personaje de Rourke, más allá de la aparición estelar del actor y de un genial monólogo que sirve de detonante moral para el personaje de Stallone a la hora de tomar una decisión, pinta poco dentro de la trama, y, sobretodo, que en el clímax final los cortes de plano en el montaje son tan rápidos que cuesta discernir dónde se encuentra cada personaje y quien es quien. Con todo, son fallos menores que no os impedirán disfrutar del film.
En conjunto, "Los Mercenarios" es una agradable propuesta que Stallone nos regala desde el corazón, un entretenimiento cojonudo hecho para aquellos que añoramos esos tiempos en que el cine de acción se hacía sin pensar en el puñetero "No recomendado para menores de 13 años". Después de haberme tragado mediocridades como "Furia de Titanes" o "El Equipo A" (exponentes del cine de "acción" hecho para usuarios de videojuegos adolescentes), creedme, necesitaba una película como esta. Eso sí, detractores del cine de acción, absteneos de verla. No es vuestra película.
Valoración: 7/10
Nota de la B.S.O. (Brian Tyler): 6/10
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